Antigüedad

Gracias a los restos arqueológicos hallados hasta la fecha, el territorio que hoy cubre Gipuzkoa ya estaba poblado para el Paleolítico Medio. Se han encontrado huesos pertenecientes al hombre de Neanderthal en la cueva Lezetxiki de Arrasate, restos del hombre de Cro-Magnon en las cuevas de Urtiaga de Deba y Altxerri de Aia, y pinturas que datan de la época Magdaleniense del Alto Paleolítico en la cueva de Ekain, en Deba.

Cueva de Ekain, Zestoa

En el Neolítico la caza fue sustituída por la ganadería y otros nuevos oficios; abundan los dólmenes de aquella época en el territorio de Gipuzkoa. Los cromlech que se encuentran esparcidos por toda Gipuzkoa pertenecen a la Edad de los Metales (hacia 2.000 a.C.). Los expertos creen que no hubo una gran ocupación celta en el territorio, ya que se han encontrado muy pocos restos arqueológicos.

Gipuzkoa entró en la historia de la mano de los geógrafos e historiadores Plinio y Estrabón. De acuerdo con las descripciones realizadas por ellos, era una sociedad pobre, guerrera y con una destacable organización tribal. Este territorio estaba habitado por várdulos en la zona central, vascones al este y caristios al oeste. Parece ser que fue escasa la influencia recibida de los romanos, debido a la poca cantidad de vestigios romanos hallados: la acrópolis de la ermita de Santa Elena de Irún y los restos de un pueblo y puerto romanos son los más destacados. La península ibérica fue invadida por los visigodos (siglo V.) y los musulmanes (siglo VIII.) pero parece ser que no llegaron hasta Gipuzkoa.

Edad Media

En el siglo XI Gipuzkoa aparece como tal territorio. En 1025 se menciona por primera vez el nombre de Gipuzkoa. Cuando mataron a Sancho IV de Navarra (1076), Gipuzkoa se incorporó al reino de Castilla bajo Alfonso VI. García IV Ramirez lo unió de nuevo al reino de Navarra y en tiempos de Sancho VI el Sabio estuvo también dentro del reino de Navarra. Posteriormente, Alfonso VIII de Castilla recuperó Gipuzkoa en 1200 y continuó unida a Castilla durante el siglo XIV, a pesar de los intentos del reino de Navarra por dominarla. Sancho VI el Sabio fundó Donostia en 1180 y después llegaron otras ciudades: Hondarribia (1203), Getaria y Mutriku (1209), Zarautz (1237), Deba (1343), Zumaia (1347), Orio (1379), etc.

Alfontso VIII (1158-1214) jurando los fueros, vidriera del Palacio de la Diputación Foral de Gipuzkoa

En la Edad Media, junto con la ganadería, cobraron importancia las ferrerías. Por otra parte, la crisis del feudalismo se reflejó en las guerras entre linajes: las guerras de bandos. Las luchas entre los bandos de Oñatz y Ganboa llegaron hasta el punto de quemar Arrasate (1448). Para luchar contra la violencia de los Parientes Mayores se creó la Hermandad; por petición de ésta última, el rey Enrique IV de Castilla mandó destruir todas las casas-torre. Cuando se publicó el Nuevo Cuaderno de la Hermandad, se creó el sistema político básico (1463); el órgano gubernamental de la provincia lo formaban las Juntas Generales y estaban en sus manos las funciones legislativa, financiera, ejecutiva y judicial. Para ejecutar las decisiones de las Juntas Generales se creó la Diputación Foral, órgano ejecutivo permanente y los fueros formaban el ordenamiento jurídico y político.

Siglos XVIII y XIX

En el siglo XVIII el comercio se fortaleció mediante la creación de la Real Compañía Guizpuzcoana de Caracas, que participaba en la compra-venta de los productos provenientes de América. Las ferrerías sufrieron un revés durante el siglo XVIII debido a la falta de preparación para hacer frente a las innovaciones tecnológicas de Europa. También surgieron las Matxinadas: por un lado, la matxinada que se alzó en 1718 contra el decreto de contrafuero que pretendía suprimir la aduana entre Castilla y Euskal Herria Sur. Por otro lado, la segunda Matxinada fue provocada por el desabastecimiento como consecuencia de la negación de los comerciantes a vender los cereales que tenían almacenados con el objetivo de mantener su elevado precio.

Dedido a la tendencia centralista que se vivió durante los reinados de Fernando VI y Carlos III, aumentaron los ataques contra los fueros. Tras la Convención de Francia en 1794, la armada napoleónica cruzó el Bidasoa, entró en Euskal Herria Sur e invadió Gipuzkoa. Sin embargo, debido a que en Gipuzkoa aumentaba el número de voces contrarias al proceso de centralización que estaba llevando a cabo la corona española, decidieron pactar con los franceses. Las Juntas Generales reunidas en Getaria se independizaron de España, y se establecieron bajo protectorado francés, solicitando a Francia la proclamación de la República de Gipuzkoa. Los franceses no cedieron ante sus peticiones y conquistaron Gipuzkoa. Posteriormente, proclamaron la independencia de Gipuzkoa, con la condición de que fuera un estado neutral. Sin embargo, se firmó la paz de Basilea, Francia devolvió todas las tierras a España y varios militares y civiles donostiarras fueron castigados por entregar Donostia a los franceses

El incendio de Donostia y las Carlistadas

En 1807, con la excusa de conquistar Portugal, Napoleón entra e invade España. Destituye a Carlos IV de su trono y nombra a su hermano José Bonaparte, rey de España. Los españoles nunca aceptaron este nombramiento e intentaron desde el inicio conseguir la independencia. La Guerra de Independencia duró hasta 1813 y fue llevada a cabo gracias a la ayuda de los ingleses. Donostia estaba en manos de los franceses y las tropas anglo-portuguesas, aliadas de España, entraron a liberar la ciudad el 31 de agosto de 1813. Sin embargo, los ingleses y portugueses saquearon y quemaron la ciudad. Sólo sobrevivieron al incendio las iglesias de San Vicente y Santa María y algunas casas.

La primera Carlistada (1833-1839) afectó gravemente a Gipuzkoa. Finalizó con la firma de la paz en Bergara entre el general carlista Maroto y el general liberal Espartero. Cuando destituyeron a Isabel II del trono comenzó la segunda Carlistada (1868); después de esto se suprimieron por completo los fueros vascos (1876). Desde entonces, se han firmado conciertos económicos entre la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Hacienda del estado español.

Creación de la Comunidad Autónoma Vasca

A comienzos del siglo XX, Gipuzkoa vivió una epoca de gran crecimiento industrial y demográfico; a consecuencia de la industrialización llegó una gran cantidad de inmigrantes. Bajo la dictadura de Franco se suprimieron todos los conciertos económicos. Tras su muerte, por medio del estatuto de Gernika, se reestablecieron los conciertos económicos; también las Juntas Generales y la Diputación Foral (1981). Desde entonces, Gipuzkoa forma, junto con Araba y Bizkaia, la Comunidad Autónoma Vasca.