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El sueño en la infancia: los pediatras aclaran tus dudas
Llegó el bebé ¡y se acabó el dormir a pierna suelta! Pero ¿por qué sucede esto? Hablamos con Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, más conocidos en las redes como Dos pediatras en casa, sobre el sueño durante la infancia, un tema al que dedican un apartado completo en su libro homónimo.
- ¿Cómo es el sueño del bebé y por qué es tan diferente al de los adultos?
- ¿Es normal que los bebés se despierten tanto por la noche?
- ¿El tipo de alimentación influye en los despertares nocturnos?
- ¿Cuándo empiezan los niños a dormir seguido por la noche?
- Muchas familias recurren a la práctica del colecho para poder sobrevivir a los continuos despertares. ¿Cuáles son las claves para un colecho seguro?
- ¿Cuántas horas debe dormir un niño según su edad? ¿Es normal que un niño duerma menos que sus coetáneos?
- ¿Cómo debe ser la siesta para que no interfiera en el descanso nocturno? ¿Hasta cuándo es normal que los niños duerman la siesta?
- Según lo que explicáis en vuestro libro, que un niño duerma poco o mal no significa que tenga un trastorno del sueño. ¿Cuándo podemos hablar de un trastorno del sueño y cuáles son los más frecuentes en niños?
- ¿Se puede educar el sueño del niño? ¿Cómo podemos ayudar a los niños a dormir?
- Afirmáis que los padres pierden cerca de 700 horas de sueño durante el primer año de vida del bebé. ¿Qué consejos daríais a las madres y los padres para que puedan afrontar esta etapa de la mejor manera posible?
¿Cómo es el sueño del bebé y por qué es tan diferente al de los adultos?
Durante la infancia, el sueño es muy distinto al de los adultos y esto se debe a un proceso de maduración. El sueño es especialmente diferente durante los tres primeros meses de vida, debido a que el bebé no es capaz de diferenciar entre la luz del día y la oscuridad de la noche, y también porque los ciclos de vigilia-sueño todavía no están presentes.
Esto explica por qué los bebés tan pequeñitos duermen tanto durante el día como durante la noche. De hecho, en esta época, el bebé pasa gran parte del tiempo dormido, entre 16 y 20 horas al día, y se despierta, principalmente, para comer.
A partir de los tres meses, el bebé ya puede diferenciar entre la luz y la oscuridad, y esto hace que empiece a tener un descanso nocturno más prolongado: en torno a la mitad de los bebés, ya son capaces de aguantar entre cuatro y cinco horas seguidas sin despertarse.
Hasta los seis meses de vida, no aparecen los ciclos de vigilia-sueño, que son los que marcan que el sueño del bebé se empiece a parecer un poco más al de los adultos. Sin embargo, no será hasta los dos o tres años cuando los padres vean realmente un cambio importante en el sueño de sus hijos, y puedan empezar a descansar mejor.
¿Es normal que los bebés se despierten tanto por la noche?
El sueño se organiza a través de una serie de ciclos que se suceden a lo largo de la noche. En los adultos, los ciclos tienen una duración de unos 80-90 minutos, mientras que, en los niños, es de 30-40 minutos.
Al finalizar cada ciclo de sueño, se produce un microdespertar. Mientras que los adultos somos capaces de volver a quedarnos dormidos (a veces, nos damos la vuelta o nos estiramos un poco, pero sin llegar a despertarnos), muchas veces, los niños no son capaces de volver a conciliar el sueño entre ciclo y ciclo. Esto explica por qué se despiertan con tanta frecuencia durante la noche.
El número de despertares nocturnos va a depender del estado de madurez que tenga el sueño del niño. Durante las primeras semanas de vida, es habitual que los bebés se despierten cada dos o tres horas, fundamentalmente, porque quieren comer.
A partir de los seis meses, cuando se han establecido los patrones de vigilia-sueño y los ciclos de sueño empiezan a ser algo más prolongados, el número de veces que se despiertan por la noche disminuye.
De hecho, algunos bebés empiezan a dormir “del tirón”. Realmente, se despiertan en alguna ocasión, pero tienen hábitos del sueño que les permiten volver a quedarse dormidos. Además, en muchas de estas ocasiones, estos niños ya no comen por la noche.
¿El tipo de alimentación influye en los despertares nocturnos?
En los primeros meses de vida, la alimentación influye en los despertares nocturnos. Por necesidades propias del organismo, los recién nacidos y los bebés pequeñitos se despiertan con frecuencia para comer, por lo general, cada tres horas.
A partir de los 3-4 meses de edad, el cuerpo es capaz de hacer pausas de ayuno más prolongadas sin que haya ninguna repercusión en su desarrollo. Sin embargo, esto es mucho más característico de los bebés alimentados al biberón, ya que los que toman leche materna se suelen despertar un mayor número de veces.
Sin embargo, a partir de los 4-5 meses, los bebés no solo se despiertan por una necesidad de alimento, sino que también tienen despertares de búsqueda del adulto, especialmente, por el vínculo que crea la lactancia materna. Por ello, los niños alimentados al pecho tardan más tiempo en iniciar un descanso nocturno más prolongado.
¿Cuándo empiezan los niños a dormir seguido por la noche?
A partir de los seis meses, algunos niños empiezan a ser capaces de hilar varias horas seguidas de sueño nocturno, entre 8-10 horas.
No obstante, no será hasta los dos años cuando podamos ver un cambio real. Sin embargo, a pesar de ello, el 50% de los niños todavía se despierta en algún momento por la noche a los dos años de edad. A los tres años, lo hacen, aproximadamente, el 20%, y más o menos se llega al 100% en torno a los cinco años.
Muchas familias recurren a la práctica del colecho para poder sobrevivir a los continuos despertares. ¿Cuáles son las claves para un colecho seguro?
Los padres deben saber que el colecho (dormir en la misma cama que los padres) supone un factor de riesgo para la muerte súbita del lactante, si bien no es de los más importantes.
La Asociación Española de Pediatría, la Academia Americana de Pediatría o la Liga de la Leche recomiendan que, si has decidido practicar colecho, lo hagas en unas circunstancias seguras, con el fin de reducir al máximo este riesgo. ¿Cuáles son estas recomendaciones de colecho seguro?
- Tienen que ser bebés alimentados al pecho, ya que la lactancia materna se asocia con una disminución del riesgo de muerte súbita del lactante.
- El bebé debe dormir boca arriba y en un colchón firme, para que la espalda esté recta; no se debe practicar el colecho en superficies blandas, como podría ser un sofá.
- No se debe abrigar en exceso al bebé y no tienen que haber objetos sueltos en la cama con los que el niño pueda interferir.
- Siempre deben ser los padres los que realicen el colecho con sus hijos, no otros familiares. Por ejemplo, si el niño se queda a dormir en casa de los abuelos, no está recomendado que ellos hagan colecho.
Estas recomendaciones están dirigidas a niños de menos de un año y, especialmente, a los menores de seis meses, que es el período en el que existe un mayor riesgo de muerte súbita del lactante.
No se recomienda realizar el colecho en niños que reciben lactancia artificial, porque no se compensa el riesgo del colecho con la lactancia materna. En este caso, lo que se aconseja es que los niños duerman en una cuna en la habitación de los padres, que es la forma más segura para dormir según estas asociaciones.
¿Cuántas horas debe dormir un niño según su edad? ¿Es normal que un niño duerma menos que sus coetáneos?
Existen unas franjas horarias, denominadas percentiles de sueño, que varían mucho con la edad, y que incluyen a todos los niños, los que son muy dormilones y los que necesitan dormir menos horas.
Los rangos de normalidad que establecen estos percentiles de sueño son muy amplios, pero, en general, de media, en un recién nacido, su horquilla de sueño diario es de entre 16 a 20 horas; a los 15-18 meses, es de 12 a 14 horas, en las que se incluyen todas las siestas del día; y, entre los tres y los cinco años de edad, cuando los niños de forma natural ya no necesitan la siesta, las horas que duermen están en torno a las 10-11.
Por lo tanto, dentro de los rangos de cada edad, habrá niños que duerman más horas y otros, menos. Lo importante es comprobar que el tiempo que pasa el niño despierto lo hace con normalidad: si juega, tiene buen humor, come bien y su desarrollo es correcto, no nos debe preocupar.
¿Cómo debe ser la siesta para que no interfiera en el descanso nocturno? ¿Hasta cuándo es normal que los niños duerman la siesta?
A partir de los seis meses, es habitual que los niños hagan dos siestas: una, a media mañana, y otra, a media tarde. La siesta de media mañana suele desaparecer en torno a los 18 meses, y solo permanece la siesta de después de comer, la de media tarde.
Las horas de siesta que duerme un niño durante el día son horas de sueño globales. Por ejemplo, si un niño duerme, normalmente, 12 horas al día y hace dos siestas de dos horas al día, solo le van a quedar ocho horas para dormir por la noche. Entonces, será un niño que, seguramente, se acostará muy tarde y se levantará muy pronto.
Hay niños que sí que necesitan esas siestas diurnas para funcionar bien a lo largo del día, porque las siestas, al igual que el descanso nocturno, son importantes para que el pequeño descanse y lleve sus ritmos biológicos de forma adecuada.
Lo que se recomienda, sobre todo en niños a partir de tres años, es que las siestas diurnas, en especial, la de media tarde, no duren más de una hora u hora y media, y que no se prolonguen más allá de las cinco de tarde, para que no estén cerca de la hora de inicio del descanso nocturno.
Lo habitual es que, a partir de los tres años, los niños dejen de dormir la siesta y solo tengan un período de descanso nocturno. Pero esto es muy variable, porque hay niños que ya no duermen siesta con año y medio o dos años, mientras que otros la siguen necesitando hasta los cinco años.
Según lo que explicáis en vuestro libro, que un niño duerma poco o mal no significa que tenga un trastorno del sueño. ¿Cuándo podemos hablar de un trastorno del sueño y cuáles son los más frecuentes en niños?
Muchos padres creen que sus hijos duermen mal o tienen un trastorno del sueño porque duermen pocas horas, se despiertan muchas veces a lo largo de la noche o les cuesta conciliar el sueño. Sin embargo, esto es algo normal, si tenemos en cuenta cómo es el sueño de los niños a esas edades tempranas, por debajo de los 2-3 años. Muchos de estos trastornos que los padres creen que tienen sus hijos son, en realidad, alteraciones en la conducta a la hora de iniciar el sueño o de mantenerlo.
En estos casos, los pediatras aconsejamos a los padres que confeccionen una agenda del sueño, en la que les decimos que anoten todas las horas que el niño duerme a lo largo del día, incluyendo siestas, y cuántas veces se despierta. Con esto, podemos saber realmente cómo es el sueño del niño y ver qué cosas hay que hacer para que mejore.
De todas formas, sí que existen algunas enfermedades que pueden producir trastornos del sueño, como, por ejemplo, el síndrome de apnea obstructiva del sueño, muy típico de los niños que tienen las amígdalas muy grandes, y que suelen sufrir frecuentes despertares debido a esta obstrucción respiratoria, por lo que no descansan bien por las noches.
También se consideran trastornos del sueño la enuresis nocturna, los despertares confusos, las pesadillas o el sonambulismo.
¿Se puede educar el sueño del niño? ¿Cómo podemos ayudar a los niños a dormir?
A partir de los seis meses, más o menos, cuando los niños empiezan a tener ciclos de vigilia y sueño y aprenden a diferenciar bien el día de la noche, comienzan a asociar rutinas con el hecho de quedarse dormidos, tanto al inicio de la noche como con cada microdespertar que tienen a lo largo del descanso nocturno.
Es ahí donde el papel de los padres es fundamental a la hora de enseñar rutinas a sus hijos para que aprendan a dormirse solos. Por ejemplo, si le damos la mano a un niño o le mecemos en brazos siempre para que se duerma, asociará esas rutinas con quedarse dormido y, si luego no se lo damos cada vez que lo reclama, el pequeño no conseguirá conciliar el sueño.
Cambiar esas rutinas es muy difícil, y muchos padres nos lo dicen. La solución no consiste en cerrarles la puerta y dejarles llorar para que aprendan a dormirse solos. Es importante atender las demandas del niño desde el cariño y adaptar las rutinas de forma progresiva, muy poquito a poco, a través de cambios sutiles. Así es cómo se suele conseguir.
Afirmáis que los padres pierden cerca de 700 horas de sueño durante el primer año de vida del bebé. ¿Qué consejos daríais a las madres y los padres para que puedan afrontar esta etapa de la mejor manera posible?
Esto es una realidad. Todos los que hemos sido padres lo sabemos. De repente, los hijos vienen a alborotarlo todo, también nuestra forma de descansar y de dormir. Y no es una cosa de días o de meses, sino que va a permanecer durante los primeros años de vida de nuestros hijos.
Y si tenemos varios hijos, no es solo que perdamos 700 horas de sueño en el primer año de vida, sino que, al final, perderemos muchísimas horas más a lo largo de esos años tan intensos, y que suele durar hasta que el más pequeño de nuestros hijos cumple seis años.
Para afrontar esta nueva etapa, es muy importante que los padres estén bien informados, que sepan que la razón por la que pierden tantas horas de sueño es porque los niños duermen de forma distinta.
Hay que acompañar la maduración del sueño que se produce en los primeros años de vida para que puedan descansar, podamos enseñar buenas rutinas de sueño y, con el tiempo, conseguir recuperar parte de lo que hemos perdido durante todos estos años.
Si te interesa este tema, puedes escuchar el Podcast "Recién nacido: todo lo que los padres primerizos deben saber" con el pediatra Gonzalo Oñoro (@dospediatrasencasa) completo a continuación. ¡Pero no te pierdas otros Podcast en Mi bebé y yo que hemos preparado para ti!