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Los gestores geológicos del Planeta. El Antropoceno | Noticias del País Vasco | EL PAÍS
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opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los gestores geológicos del Planeta. El Antropoceno

Hay que reconocer que las exigencias que se han de satisfacer para que a través de las medidas de mitigación consigamos resolver este problema son muy numerosas

mari carmen gallastegi

Acabo de leerlo. Una nave europea consigue aterrizar en un cometa, el cometa 67P. La noticia me hace recordar esa idea cada vez más generalizada que mantiene que la época geológica que vivimos tendría que ser denominada como Antropoceno (Anthopos/kainos) en sustitución del Holoceno que utilizamos desde el siglo XIX. Es cada vez más evidente que los humanos somos la especie dominante en el Planeta, la especie que conduce, influye e impulsa la historia de la evolución natural de la Tierra y esto justifica la propuesta de cambio.

El fenómeno del Cambio Climático y el convencimiento ( basado en evidencia tan sólida como la que sustenta la afirmación de que fumar perjudica seriamente la salud) de que somos los seres humanos los que hemos generado este problema a través de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero ha cambiado la percepción que teníamos de la especie humana Como escribe el economista Martin L. Weitzman “ la biomasa humana de los 7 billones de habitantes supera a la biomasa de todas las demás especies animales y el Homo sapiens tiene más poder de influencia en la Tierra que la que ha tenido cualquier otra especie a lo largo de la historia”. Los humanos no somos una especie más que vive en este planeta y está sometida a sus reglas y leyes sino la única especie que es capaz de gestionar la evolución de nuestro hábitat.

Aceptar que somos los “gestores geológicos” del Planeta nos sitúa en una posición muy particular, una posición en la que nuestra responsabilidad sobre los problemas presentes y futuros es máxima. No podemos quedarnos inertes ante la falta de agua potable en ciertas zonas, no podemos quedarnos a la espera de que la deforestación, el cambio en los ecosistemas, la pérdida de la biodiversidad continúen, necesitamos una actitud firme y general ante el Cambio Climático porque estamos tratando de un problema global, de naturaleza pública que tiene graves implicaciones para las futuras generaciones. Implicaciones que no conocemos con total certeza y en el máximo detalle. Determinar el cuándo, el donde, en qué medida, no es baladí y aunque se está trabajando mucho y bien desde distintas aproximaciones siguen existiendo incertidumbres.

Se acepta que el reto es el de lograr que el Planeta, nuestro hábitat, no se deteriore tanto como para generar irreversibilidades y pérdidas de bienestar que, con una elevada probabilidad, se repartirán de forma muy poco igualitaria, peor aún perjudicarán más a los más pobres. Y, en la era del Antropoceno, somos ya, responsables de estas desigualdades. Como somos responsables de conseguir que el efecto invernadero pierda fuerza, que el Cambio Climático se controle.

Las últimas noticias acerca de las decisiones en China, cuyo gobierno ha optado por la mitigación de emisiones, permiten ser algo más optimistas y podría decirse que se está conformando una mayoría sustancial en relación al reconocimiento de que hemos de actuar ya y hemos de hacerlo nosotros, los humanos.

Pero hay también razones para la preocupación. La aproximación que se propuso hace ya tiempo, la que consiste en hacer un esfuerzo decidido para reducir las emisiones causantes del efecto invernadero parece la más lógica. Hay que reconocer, sin embargo, que las exigencias que se han de satisfacer para que a través de las medidas de mitigación consigamos resolver este problema son muy numerosas. Y aunque añadamos el esfuerzo de adaptación no se ve con claridad que se puedan conseguir los efectos deseados en los plazos de tiempo de que disponemos.

Esto es quizá lo que explica las apuestas por soluciones que proporciona la geoingeniería y que, al ser efectivas para disminuir la temperatura del planeta y tener además un coste asumible, podrían convertirse en inevitables. Y esto, a muchos, nos produce vértigo porque no hay certezas acerca de las implicaciones colaterales no deseadas que pueden generar.

Ser responsables de la evolución de la Tierra, vivir en el Antropoceno no es sencillo. La responsabilidad es mucha y no faltan las dificultades y los dilemas.

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