Richard Bueno Hudson
Instituto Cervantes de Nueva York
Con una superficie de 9.147.593 km² y una población superior a 332 millones1, la república federal presidencialista de los Estados Unidos de América (en adelante, Estados Unidos) es el cuarto país más extenso del planeta, y el tercero más poblado, después de China y de la India. La estructura del país es casi tan compleja como la diversidad de su población. La composición étnica, su variedad de confesiones religiosas, el número de lenguas hablado en el país y la autonomía de los estados federados a la hora de legislar nos hace pensar que Estados Unidos es, además de un país, 50 estados y un distrito federal2. En un país como este, donde no existe una lengua oficial a nivel federal, donde el inglés es la lengua predominante con un uso del 80,38 %3, seguida por el español con el 12,19 % y el chino con el 0,58 %, y donde coexisten más de 350 lenguas, se generan contextos en los que el contacto de las lenguas junto con las identidades de sus hablantes tiene un gran impacto en la sociedad.
Del mismo modo que las lenguas presentan variedades a lo largo de los tiempos, también lo hacen las ideologías y las identidades de sus hablantes, especialmente en un mapa multicultural, plurilingüístico y panétnico como es el de Estados Unidos, donde, a pesar de que la comunidad hispanohablante supera los 60 millones4, en términos lingüísticos, culturales e ideológicos es necesario comprender cómo la historia ha ido forjando unas características identitarias que hacen al país único en su categoría.
Aunque el español no es lengua oficial en Estados Unidos, excepto en el estado de Nuevo México y en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, existen áreas donde habitan grandes poblaciones procedentes de Hispanoamérica que conviven en un entorno angloparlante en el que, en su mayoría, se interrelacionan los que hablan español como lengua materna, como segunda lengua, como lengua extranjera y como lengua de herencia. Estas cifras convierten a los hispanos en la primera minoría lingüística de Estados Unidos. De hecho, se estima que en 2060 Estados Unidos será el segundo país hispanohablante del mundo tras México y que el 27,5 % de la población estadounidense será de origen hispano5.
En cuanto a la situación de la enseñanza y el aprendizaje de español en Estados Unidos, las fuentes más utilizadas suelen ser las asociaciones de profesores o de lingüistas del país, los departamentos y ministerios de educación locales, el Ministerio de Educación y Formación Profesional español (en adelante, MEFP), el Instituto Cervantes y los informes del Observatorio del español y de las culturas hispánicas del propio Cervantes en la Universidad de Harvard (en adelante, el Observatorio del español en Harvard). Un análisis detallado de todas las fuentes arriba mencionadas revela que el español es, de modo indiscutible, el idioma más estudiado en todos los niveles educativos en Estados Unidos.
En Estados Unidos se ha observado a lo largo de la historia una reticencia a ofrecer y estudiar otras lenguas; de hecho, se llegó al caso de que «con el paso de los años […] se aprobaron diversas leyes para restringir el uso de otros idiomas, casi siempre como reacción a la oleada inmigratoria de turno»6. Sin embargo, según el último informe del MEFP, la reciente promoción del aprendizaje de lenguas extranjeras ha suscitado la aparición en los planes de estudio de programas bilingües de diferente naturaleza que reflejan la consideración de las lenguas extranjeras en la escuela y que destacan «la importancia para los estudiantes del conocimiento de idiomas en su desarrollo profesional en los negocios, la ciencia, la tecnología, las relaciones internacionales y la vida cívica» (MEFP, 2020: 277). A esta nueva visión se ha unido la atención que se le ha empezado a prestar en el contexto educativo a los estudiantes de español como lengua de herencia, lo cual confiere una característica única al español de Estados Unidos.
Según el informe del MEFP (2020), a pesar de que la obligatoriedad de estudiar una lengua extranjera en la enseñanza reglada varíe de un estado a otro, el español es, con amplísima diferencia, el idioma más estudiado en aquellos en los que se ofrecen lenguas extranjeras. Aunque queda mucho camino por recorrer, ya que «de acuerdo con el centro de investigaciones estadounidense, Pew Research Center, mientras una media del 92 % de los estudiantes europeos de Primaria y Secundaria estudia un idioma extranjero, solo un 20 % de los estudiantes estadounidenses lo hace» (MEFP, 2020: 279). A esto debemos añadir el hecho de que solo once de los cincuenta estados exigen como requisito de graduación en secundaria el estudio de idiomas extranjeros.
Lacorte y Suárez García declaraban en 2014 que «en el campo de la educación, el español es la lengua más estudiada en todos los niveles. Algunas estimaciones hablan de unos 7 millones de estudiantes en total, de ellos más de 4 millones en primaria, secundaria y formación profesional. En el nivel universitario, el número ha crecido de manera constante desde la década de los 80 y supera al de todas las otras lenguas combinadas. El último estudio realizado arroja una cifra de 864,986 estudiantes de grado y posgrado» (2014: 130). Sin embargo, el informe publicado en 2019 por la Asociación de Lenguas Modernas de América (MLA), revela que «el número total de matrículas, de grado y posgrado, en idiomas distintos del inglés descendió un 9,2 % entre el otoño de 2013 y el otoño de 2016» (MLA, 2019). En concreto, el informe explica que el español tuvo un ascenso meteórico hasta 2009 y empezó a disminuir en todos los niveles de enseñanza; por tanto, los 864.986 matriculados en cursos de español en 2014 se convertirían, según el estudio de MLA, en 2016 en 712.240.
El interés por el español en los estudios de grado y posgrado se comprende si se analizan los resultados de la encuesta del Consejo Americano para la Enseñanza de Idiomas Extranjeros (en adelante, ACTFL), de la que se desprende que el español es, con diferencia, el idioma extranjero más solicitado por los empresarios estadounidenses (85 %), seguido del chino (34 %), el francés (22 %) y el alemán (17 %) (ACTFL, 2019: 4).
La presencia de la red de centros del Instituto Cervantes en el mundo ha ido cambiando desde sus comienzos y en Estados Unidos es actualmente la siguiente. Cuadro 1.
El Cervantes de Nueva York es el centro coordinador de todos los centros en Estados Unidos. El centro de Chicago cuenta con dos aulas dependientes: una en Seattle y otra en Calgary (Canadá). En Boston se sitúa el Observatorio de la lengua española y de las culturas hispánicas en Estados Unidos en la Universidad de Harvard. La extensión de El Paso, en el estado de Texas, depende del centro de Albuquerque. El centro en Los Ángeles tiene prevista su apertura en 2021-2022. A continuación, se presenta una serie de gráficos y cuadros que reflejan la evolución de los centros del Instituto Cervantes en Estados Unidos en su conjunto. Gráfico 1 .
El perfil del alumnado de los centros del Instituto Cervantes en Estados Unidos varía de centro a centro. No debemos olvidar que en Estados Unidos el contacto entre el español y el inglés es muy intenso, especialmente en zonas geográficas de amplia tradición histórica y cultural hispana. Si tenemos en cuenta la proximidad geográfica con América Latina, el porcentaje de hispanos de los estados en los que se encuentra el Cervantes —Illinois (15,8 %), Nueva York (17,6 %), Nuevo México (46,3 %) y Massachusetts (9,6 %) (Oficina del Censo de Estados Unidos, 2012)— y que estos índices son mayores en las grandes ciudades, podremos entender el interés de los diferentes alumnos.
El cuadro 2 muestra cómo convergen los siguientes parámetros: tipo de centro, localización, influencia de su entorno, perfil de alumnado y tipología de actividad. Cuadro 2.
La omnipresencia del español en el país y el hecho de que sea la lengua extranjera más estudiada en todos los niveles educativos han causado, según Lacorte y Suárez García (2014), que en las universidades de Estados Unidos se ofrezcan, aproximadamente, unos 200 programas de posgrado y cerca de 80 de doctorado relacionados con el español. En la mayoría de las universidades estadounidenses existen departamentos de español, entre los que predominan los de estudios latinoamericanos e hispánicos, estudios latinos, de español y portugués, donde se encuentran figuras del hispanismo actual7.
En lo que se refiere a la formación ofrecida por el Instituto Cervantes para profesores de español, el cuadro 3 refleja la formación docente de los centros de Estados Unidos y cómo esta se adapta a las necesidades específicas del profesorado del entorno. Cuadro 3.
El gráfico 2 refleja la evolución del número de asistentes a las acciones formativas docentes organizadas por los centros del Cervantes en Estados Unidos en su conjunto. Gráfico 2 .
Estados Unidos cuenta con exámenes propios basados en un sistema de certificación según los niveles de ACTFL. Los estados federales tienen autonomía de elección de herramientas certificativas y tienden a elegir exámenes propios. Entre los más utilizados podemos mencionar el Advanced Placement (AP) de lengua y cultura, el National Spanish Exam (NSE), el National Spanish Assessments (NSA) de AATSP o el Oral Placement Interview (OPI), también de ACTFL. «Una iniciativa que está cobrando fuerza es el Sello de Alfabetización Bilingüe (Seal of Biliteracy), un reconocimiento que otorgan los estados y los distritos escolares y que se añade al diploma de High School […] de aquellos estudiantes que se gradúan con competencia en algún otro idioma además del inglés» (MEFP, 2018: 206). El informe 2020 National Seal of Biliteracy Report for 2018-2019 muestra que el español es el idioma del cual más sellos se otorgaron (Black et al., 2020).
La oferta certificativa del Instituto Cervantes en Estados Unidos se materializa en el DELE8 y el SIELE9. Por otra parte, la entrada en vigor de la Ley de Nacionalidad en 2015 llevó al Instituto Cervantes a desarrollar las pruebas CCSE como requisito exigido por el Ministerio de Justicia para los candidatos a la nacionalidad española. Gráfico 3 .
En un país de más de 330 millones de habitantes, donde conviven múltiples confesiones religiosas, razas, etnias, culturas e identidades, donde coexisten más de 350 lenguas y donde el español, con un número de hablantes superior a los 60 millones, es, después del inglés, la lengua más hablada con gran diferencia, se espera que el interés por lo hispano esté presente en toda la sociedad. A esta diversidad hay que añadir que la historia ha ido forjando unas características identitarias que hacen al país y a sus habitantes únicos en su categoría, lo que ha tenido un impacto importante en la actividad del Instituto Cervantes en Estados Unidos, ya que se ha tenido que ir adaptando a las realidades de cada uno de los estados en los que está ubicado para velar por el cumplimiento de su misión fundacional: la difusión y la promoción de la lengua española y la cultura en español. Así ha sido desde el comienzo de su actividad y continuará siéndolo en el futuro, en su constante búsqueda de nuevas formas de promoción de los valores panhispánicos que definen al Instituto Cervantes.