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JUAN RAMÓN PADILLA
Martes, 28 de mayo 2013, 13:59
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Hay eliminatoria. Eso es lo que opinan los protagonistas y los que vieron ayer el partido de ida de la fase de ascenso a Segunda B entre El Palo y el Burgos. Un empate a cero siempre da opciones a los dos equipos, y el partido acabó sin goles milagrosamente, ya que El Palo se hizo merecedor de la victoria por su empuje y porque dispuso de cuatro claras ocasiones para desequilibrar el empate.
Se vivió una fiesta del fútbol malagueño, y es que el foco balompédico estaba centrado en esta barriada de la capital, que ayer hubiese llenado un campo con dos mil personas. De hecho, casi medio centenar se quedaron sin asiento y tuvieron que ingeniárselas para ver este partido. El Burgos mostró más detalles defensivos que ofensivos y parece guardarse lo mejor para el encuentro de vuelta, que se jugará el domingo, a las 18.30 horas.
No fue un dominio asfixiante el que ejerciera El Palo, pero siempre llevó la iniciativa ante un Burgos que sintió la presión paleña durante todo el choque. La primera llegada con cierto peligro la firmó el goleador gaditano, pero en las filas del Burgos, Carralero, cuya internada acabó con un centro hacia la 'boca de gol', pero no llegó Arkaitz. Pero la primera gran ocasión llegó en el minuto 18: una subida de Igna por la banda derecha, y le dejaron un hueco que aprovechó para lanzar un gran disparo que encontró una gran parada en la zona de la escuadra izquierda por parte de Aurreko.
Viendo que no había forma de derribar la muralla roja, El Palo lo intentó desde lejos. Así, a la media hora Guerrit disparó desde la izquierda y su remate se fue rozando el larguero. La mejor ocasión, y casi se puede decir que la única clara del Burgos, se produjo al filo del descanso: Carralero se fabricó una ocasión en la frontal del área y su tiro se colaba ajustado al poste, pero Loren evitó el tanto burgalés.
Tánganas
La primera parte acababa con algunas chispas y varias tánganas entre los jugadores. Lamentar que Saúl y Maureta se dirigieran varias veces con gestos a la afición paleña. Afortunadamente, el colegiado ceutí supo llevar bien el partido. En el segundo tiempo hubo menos juego, muchas interrupciones, con el Burgos buscando dormir el partido. Incluso, su entrenador, el exinternacional Ramón María Calderé, llegó a meter algo más de ataque, pero en ningún momento pasó apuros el once local.
Francis Flores se encargaba de manejar el centro del campo local, y los balones colgados a jugadores como Nacho Aranda o Guerrit no tuvieron peligro. Eso sí, El Palo iba a tener dos ocasiones más para haber encarrilado la eliminatoria. Ambas en el último cuarto de hora: un lanzamiento lejano de Guerrit, que hizo lucirse al buen portero burgalés y, tres minutos más tarde, un centro de Oli con remate de Javilillo que se fue rozando el poste ante el lamento de una afición entregada que no pudo celebrar ningún gol, que hubiese lo más justo.
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