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RELECTURA DE GONZALO DE BERCEO (Novedad del Mester), Juan B. Olarte - BIBLIOTECA GONZALO DE BERCEO

Monasterio de Suso (La Rioja). Arcos mozárabes.

 

 

 

 

         ITINERARIO DE LA POESÍA

 

La musicalidad de la poesía clásica griega y latina se basaba en la duración o cantidad de las sílabas, que podían ser largas o breves. Combinadas, constituían un pie. Un conjunto de pies daba un verso. Una secuencia repetida de versos daba la estrofa.

Este arte métrico no siempre era comprendido por el pueblo: parece que la "plebe" para sus refranes y dichos prefería recurrir a frases terminadas en rima, cosa abominada por los rétores. Era un medio nemotécnico. El mismo San Agustín, a quien no le faltaban recursos retóricos, en algunas ocasiones tiene que componer en rima final una especie de estribillo para que lo cantaran los pescadores de Hipona en la campaña antidonatista.

A mediados del siglo IX en la culta Córdoba de San Eulogio se había perdido el conocimiento de la prosodia y métrica latinas. En la Carta a Wilesindo nos dice que, allá por el año 850, consiguió copiar en los monasterios del Pirineo somontano un manual de métrica con el que luego enseñó en Córdoba el arte perdido de la poesía. Pero entonces ya no se pronunciaban las sílabas como largas y breves y nadie podía distinguir un dáctilo de un anapesto o un anfíbraco, o un espondeo de un yambo.

 


 

EL JUEGO DE LAS RIMAS

 

El pueblo siguió con sus rimas internas, primero en un latín generalmente degradado, y de ahí resultó el verso leonino, que además buscaba una cierta equivalencia silábica. Un ejemplo de versos de este rahez lo encontramos en el portaleyo de Suso, junto a la entrada a la iglesia; esta inscripción debió de ser redactada, dicen, por el monje Fernando, aquel que se sacó del magín el Privilegio de los Votos de San Millán:

Regno prelate navarre sunt tumulate

Tota fide plena, necnon Gelvira, Xemena.

Tres hic regine sit requies sine fine 11

Consta documentalmente que proseguía esta versificación:

Pro me namque precor patrem unum dic rago lector

qui tibi monstravi fere nescia qui reseravi:

Compostellanus lacobus, sacer Emilianus

precedunt lite cruce, cedunt Hismaelite ... 12

Dutton sugiere que estamos hacia el año 1200, cuando se redacta el Privilegio de los Votos, del monje Fernando. A mí me parece de un latín tan elemental que tiene que ser de muchos años antes. Y este juego de rimas ni era culto ni era popular. Era bárbaro.

Mejor arte tenían los himnos y las secuencias litúrgicas que, al menos, procuraban el isosilabismo y el ritmo acentual yámbico. Dos ejemplos, uno sin rima y otro con ella:

Ave, maris stella,

Dei mater alma

atque semper virgo,

felix coeli porta13.

[ ... ]

Pange, lingua, gloriosi

Corporis mysterium

Sanguinisque praeciosi,

quem in mundi praetium,

fructus vetris generosi

rex effudit gentium14

 

Pero el pueblo ya no sabía latín y cantaba en romance de versos rimados, sí, pero sin esmerarse en el cante o de sílabas. La tradición es larga: desde las jarchas, pasando por el Cantar de mío Cid, hasta la lírica actual:

¿ Qué fare, mamma?

Meu-I-habib est a la yana15

[ ... ]

Dígasme tú, el ermitaño,

así Dios te dé alegría,

si has visto por aquí pasar

las cosas que yo más quería.

De velar venía.

[ ... ]

No son todas palomicas

las que pican en el montón.

No son todas palomicas

que algunos palomicos son.

 

No seré yo el que niegue gracia, soltura y capacidad para sugerir a esta tradición popular. Lo que me interesa es evidenciar la novedad del Mester de clerecía y para ello necesito otro pequeño excursus cultural.

 

 

 

EL 'ENCERRADO LATINO' DE LA FILOSOFÍA

 

Mientras la poesía seguía este camino autónomo y sin demasiadas reglas, el saber de las universidades era un encerrado latino para la inmensa mayoría de la gente, y no solamente porque todo se escribía en un lenguaje muerto, el latín, sino por lo intrincado de los temas tratados y de los argumentos aportados. ¿ Qué podían entender los oyentes de un sermón o los que disfrutaban con las canciones de un juglar? ¿A qué les sonarían los escritos de un maestro de París que hablaba de sustancias y subsistencias, de realidades universales o nominales, de razones aportadas por el método del Sic et non, de que el primer cometido de la filosofía era crear nociones nuevas (constructos, decimos ahora) para explicar el dogma de la Trinidad en una naturaleza y en tres personas, mientras que en el dogma de la Encarnación se habla de una persona, la de Cristo, que es Dios y es hombre, o de la transustanciación del pan y el vino en la Eucaristía, del argumento ontológico de la existencia de Dios, de si era más corto acercarse a Él por el camino del sentimiento o por el camino del razonamiento? Muchas de las definiciones de conceptos se quedan en meras descripciones de lo que se quiere probar, por lo cual resultan simples tautologías sin contenido. Pongamos dos ejemplos que podamos comprender: dice Santo Tomás para definir la belleza: Bellas son las cosas que, vistas, agradan, y más agradan cuanto más se las contempla. Pero ¿son bellas porque agradan o agradan porque son bellas? ¿ Cuál es la causa y cuál el efecto? ¿Cuál es la esencia de la belleza? ¿O qué entenderían nuestros abuelos si un escolar pedante les dice que la quiddidad es id qua est id quod est 16? ¡Clarísimo, vamos! Tautología se llama también esta figura.

Todas estas contiendas se generaban en París y sus alrededores y desde París se contagiaba el estilo especulativo al resto de las universidades. En el norte de Italia y en el sur francés, sin renunciar ni a la lógica ni a la metafísica, ensayaron otro camino del saber: el de la comprobación matemática (Euclides), el de la utilidad del derecho para el bien común (Triboniano), el de la normativa gramatical y literaria (Quintiliano y Donato).

 

 

 

HACIA EL 'ROMÁN PALADINO'

 

Comprobación, utilidad, normativa. También la Iglesia hubo de acomodar su catequesis. Ya San Bernardo, cien años antes, había predicado con una base sentimental muy alejada de la especulación filosófica y había logrado más adeptos que los filósofos y movilizar toda una cruzada. Ahora se añade un estilo narrativo parecido a la novela, que es más cercana al gusto y entender del pueblo. Los fieles comprendían mejor a un simple cura de pueblo que ponía ejemplos edificantes o a un Berceo que habla en

román paladino,

en qual suele el pueblo fablar con so vecino.

(Vida de Santo Domingo de Silos)

Así se escribieron las Vidas de San Millán, de Santo Domingo de Silos, de Santa Oria, de San Lorenzo (todos santos vecinos de los oyentes), y los Milagros, Loores y Duelo de la Virgen (a quien acuden, compadecen y piropean), de la explicación del Sacrificio de la misa (que oyen los domingos sin entenderla), de los Signos del juicio final (que todavía atemorizaban), la traducción de los Himnos más repetidos en la liturgia (que escuchan sin comprenderlos). Nada tiene todo esto de razonamientos abstractos, sino de escenas o acontecimientos sucesivos, es decir, de una historia.

Es la misma técnica del roman entendido a la francesa: Roman de Thebas, Roman de Eneas, Roman de Troya, Romans de la table rondé, Roman d'Alexandre ... frecuentados entre la clase alta en sus "palacios". Todos los personajes o héroes son fantásticos, remotos en el tiempo y en el espacio, inaccesibles, inimitables: entretienen simplemente. A la larga resultará el Libro de Caballería, pasto de ociosos. No cumplen la consigna horaciana del miscentes utile dulci17. El román es entretenido pero no enseña, ni por tanto es útil. A este mismo género corresponde, sin duda, el Alexandre que, yo creo, redactó Berceo en tiempos juveniles, quizá como un ejercicio escolar en el Estudio de Palencia. Deberíamos llamarlo Román de Alexandre respetando el título de la fuente francesa.

El Berceo maduro y ya ordenado sacerdote sí pretende ser útil en la enseñanza y ameno en la lectura. Es decir, imita el molde narrativo de su literatura, pero el contenido y la finalidad es diferente: habla de héroes cercanos, accesibles, imitables, reales, de historias cristianas catequéticas, en las que el román acontece en un paisaje reconocible, contado con palabras y giros populares, con firma de autor ... Ya lo hemos visto en líneas anteriores. Es poesía pegada a la tierra y al tiempo, como ha sido siempre la más perdurable poesía española: tradicional y nueva, popular y culta, realista e idealista, grata a doctos e indoctos. Las prosas no se dirigen a los ricos de los palacios, sino a los pobres de las casuchas, más bien. El román francés acucia la fantasía; el román de Berceo acucia la piedad religiosa.

En síntesis: se renuncia a la especulación de París y se complementa con el estilo narrativo de Montpellier para utilizarlo en la predicación. Catequesis pura: amena y didáctica.

Otra constante de Berceo es haber renunciado a una norma habitual en esa nueva preceptiva: encabezar un román o un poema apelando a los poetas clásicos latinos o griegos, como si se quisiera afirmar que se había recuperado el antiguo arte de la narración. y no era verdad. Para muchos fue un neopaganismo. Así, dos siglos más tarde, Jorge Manrique nos aportará aquellos versos:

Dejo las invocaciones

de los famosos poetas

y oradores;

no curo de sus ficciones,

que traen yerbas secretas

sus sabores.

A Aquel solo me encomiendo,

a Aquel solo invoco yo

de verdad,

que en este mundo viviendo

el mundo no conoció

su deidad.

Gonzalo de Berceo no dejó ningún texto en el que manifieste su repudio de esta reminiscencia pagana. Pero lo practicó: salvo la Storia del Señor Sanct Millán y los Signos del juicio final (que podría datarse, lo mismo que El Sacrificio de la misa, en los mismos primeros años del sacerdocio del poeta, hacia 1228), todas sus obras las inicia en el nombre de la Trinidad o de la Virgen y todas las concluye con una petición final de intercesión. La evolución parece casi lógica. Llegamos a la misma conclusión: Berceo era un poeta catequista o un catequista poeta.

Y otra observación al mismo respecto: se da por más o menos asentado que el primer escrito del poeta es el Alexandre, hacia los años 1223-1226, al que sigue la Storia de San Millán, cuando ya era sacerdote en 1228 y la Vida de Santo Domingo de Silos en 1236 ó 1237. Esta última obra es el primer caso en que se constata el En el nomne del Padre que fizo toda cosa, costumbre que ya no perdió hasta la Vida de Santa Oria y el Martirio de San Lorenzo, siendo ya cansado y viejo. Esto me convence de que ha habido una evolución consciente al apartarse de algunas consignas aprendidas del uso francés del roman para iniciar el modelo español de las vidas de santos y de los milagros reales o inventados, pero siempre modélicos. No le faltó, pues, originalidad.

Y aquí viene una proposición un tanto atrevida: ¿ qué quiso decir Berceo con aquella frase tan traída y llevada

Quiero fer una prosa en román paladino,

en qual suele el pueblo fablar con so veçino,

ca no so tan letrado por fer otro latino;

bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino?

(Vida de Santo Domingo de Silos)

Sin negar que el significado más mostrenco del román paladino, en qual suele el pueblo fablar con so veçino es el de la lengua vulgar inteligible, ¿no querrá Berceo referirse al estilo de modelos novelescos y teatrales que se utilizaban en los palacios provenzales, desde donde habían venido a "su Estudio" los maestros que tuvo en Palencia? La fabla ¿no será el gusto por historias amenas o inteligibles? El premio del vaso de vino es un homenaje de amistad entre los riojanos; en las cortes preferirían otras pócimas más sofisticadas.

De ahí que el román paladino haya que entenderlo, en primer lugar, como nuevo género literario de novela palaciega o palaciana, para decido al uso del tiempo.

 

 

EJEMPLO DE HISTORIA LOCALIZABLE y REALISTA

 

Se destaca en todas las historias de la literatura que las vidas de los santos contadas por Berceo tienen relación muy próxima con el Valle donde nació el poeta: San Millán era paisano, Santo Domingo de Silos había nacido en Cañas, apenas a cinco o seis kilómetros, y se había hecho santo en Suso, Santa Oria era serraniella de Villavelayo y tuvo sus visiones en Suso, San Lorenzo era, y es, una devoción constante en el Valle y da nombre al monte más alto de la Demanda, en el que consta que hubo ermita dedicada a este mártir oscense. Comentar las proezas de estos santos era contadas en el mismo escenario de los hechos referidos. Tenían, pues, el sabor de la cercanía.

En la Vida de Santo Domingo de Silos se describe teatralmente la tensión entre el Santo, que entonces era prior de Suso, y el rey de Nájera García IV, que necesitaba allegar recursos para la conquista de Calahorra. El rey exige que el monasterio devuelva a la corona las donaciones que durante más de un siglo le habían hecho a San Millán los reyes de los pamploneses. El santo prior alega que lo que una vez se ha ofrecido a Dios, a Dios pertenece:

Lo que una vegada a Dios es ofrecido

nunqua en otros usos deve seer metido;

qui ende lo cambiasse serié loco tollido:

el día del Juïcio seriéle retraído.

 

Si esto por ti viene, eres mal acordado;

si otro te conseja eres mal consejado.

Rey, guarda tu alma, no fagas tal pecado

ca serié sacrilegio, un crimen muy vedado.

(Vida de Santo Domingo de Silos )

Por encima de la firmeza del prior estaba la autoridad del abad.

Se llamaba don Gome, o Gomesano, quien no quiere pleitos con el rey, y le promete que sacará al prior del monasterio. Don García destierra a Domingo de Cañas camino de Castilla, mientras que al condescendiente don Gome lo hace nombrar obispo de Nájera y, poco después, de Calahorra: el uno hizo carrera de santo, el otro de político. Pues bien: esto acontecía hacia el año 1040. El mal concepto que los monjes de San Millán guardaron del abad y luego obispo don Gome perduraba en tiempos de Gonzalo de Berceo, dos siglos y pico después: ya viejo escribe el Poema de Santa Oria y Berceo no pierde la ocasión de mencionado. En una de la visiones de la santita Oria, ésta logra contemplar una procesión celestial en la que ve pasar a parientes y "maestros" confesores. Ella pregunta por Don Gome y le responden:

El obispo don Gome non es aquí, hermana,

pero que traxo mitra es cosa mucho llana:

tal fue como el árbol que florez e non grana.

(Poema de Santa Oria)

Si este dato constaba en la fuente utilizada para el poema, la vida latina de Oria, escrita por su contemporáneo el monje Munio, no lo sabremos mientras no se encuentre el texto de esta Vida; lo que sí consta es que el poeta Berceo se ha ceñido al realismo de su juicio de valor, de su paisanaje y de sus tradiciones.

 

 

 

¿ERA BERCEO POETA INGENUO?

 

Se ha mantenido durante mucho tiempo que Berceo era poco menos que poeta ingenuo, simplista; otros, comenzando por Dutton, pretenden calificado como interesado en los dineros por aquello de defender el pago de los Votos de San Millán. Hoy creemos que su simplicidad esconde una notable erudición. Y tan válida y nueva que inició la escuela del Mester de clerecía que perduró, con sus variantes, más de siglo y medio de nuestra historia literaria.

El molde en el que se vierte este nuevo género literario, sea cortesano o parenético, es el verso francés de catorce sílabas repartidas en dos hemistiquios: nada de verso libre heterosilábico ni de rimas aproximadas y acentos caprichosos, como frecuentaba el mester de los juglares, sino rigor aprendido y cultivado. Es el mester de los clérigos doctos, que exige esfuerzo, paciencia y dominio del vocabulario. Estos clérigos no son necesariamente hombres de iglesia, sino hombres formados en el estudio. O más bien en el Estudio General, en el de Palencia, que había importado maestros de Montpellier para su puesta en marcha.

A la pervivencia del género román añadamos que el mester no acababa con las reglas de preceptiva. Incluso se acomodaba al gusto occitánico del amor cortés, como tiene probado en su tesis doctoral mi buen amigo Miguel Ibáñez, publicada con el título de Gonzalo de Berceo y las literaturas transpirenaicas, que, tomadas a lo divino, explican innumerables pasajes de los Loores, el Duelo y, sobre todo, de los Milagros de Nuestra Señora. Igualmente podemos rastrear la moda occitánica en el género de las Disputas o controversias poéticas, de tradición culta y, a la vez, juglaresca (de Elena y María, del agua y el vino, del alma y el cuerpo, del cristiano y el judío, del verano y el invierno ... ), de lo que es un ejemplo en la que titulamos en el Florilegio Disputa entre el rey y el prior. Este género todavía se cultivaba a comienzos del siglo XVII: Diálogo en endechas entre un riojano llamado Berceo y un aragonés llamado Calatayud, recogido en la obra de Sandoval Fundaciones de San Benito, editada en 1601. Decididamente, Berceo tenía muy poco de poeta ingenuo y mucho de saber acumulado.

¿Quién tuvo la iniciativa de este nuevo saber en España? Mientras no se nos demuestre lo contrario habrá que decir que Tello Téllez de Meneses nombrado obispo de Palencia en 1208, que fue muy amigo de Alfonso VIII, que asistió a la batalla de las Navas en 1212 y al concilio IV de Letrán en 1215. En las Navas y en Letrán coincidió con don Rodrigo Jiménez de Rada, quien dice de él que puso en Palencia maestros de todas las facultades. Podría haber añadido que esa iniciativa la tomó nada más ocupar la sede de Palencia en 1212, cuando comienza a instalar a esos maestros en los claustros de la catedral. Luego, al retomar del Concilio de Letrán, conocería a maestros provenzales y se los trajo a Palencia. De todas las maneras, fue el alma del Estudio hasta su muerte en 1246.

 

 

'MESTER TRAIGO FERMOSO'

 

Aquí estudió Berceo. Si damos por buena la hipótesis de que nuestro poeta es el autor del Libro de Alexandre, primer ejemplo del Mester de clerecía, este nuevo estilo también se debería a Berceo. Y Berceo se gloría del mester recién aprendido. Merece la pena copiar íntegro este prólogo a toda la obra del Mester de clerecía:

Sennores, si quisiéredes mi servicio prender,

querríavos de grado servir de mi entender.

Deve de lo que sabe ome largo seer,

si non, podrie en culpa y en rieto caer.

 

Mester traigo fermoso, non es de ioglaría,

mester es sin pecado, ca es de clerezía:

fablar curso rimado por la quaderna vía,

a sílavas cuntadas, ca es gran maestría

 

Qui oír lo quisiere, a todo mi creer,

avrá de mí solaz, en cabo gran placer,

aprendrá buenas gestas que sepa retraer:

haberlo han por ello muchos a conocer.

(Libro de Alexandre)

El autor del Alexandre, sea quien sea, es consciente de la novedad de este género (Mester traigo), de su aprendizaje académico (non es de ioglaria, ca es de clerezía), de su ritmo acentual (curso rimado), ritmo silábico (a sílabas cuntadas), ritmo estrófico (quaderna vía), de su dificultad (ca es gran maestría), de su provecho y disfrute (avrá ... solaz y placer). Incluso insinúa la novedad de que el autor firme la obra literaria: haberlo han por ello muchos a conocer. Por cierto, este afán de notoriedad es una nota típica del hombre renacentista que ya empezaba a clarear.

Recordemos los explicit que traen las dos copias antiguas del Alexandre:

Si queredes saber quien fizo esti dictado,

Gonçalo de Berceo es por nombre clamado,

natural de Madriz, en San Myllán criado,

del abat lohan Sánchez notario por nombrado.

(Copia de París)

 

Se quisierdes saber quien escribió este dictado:

Johan Lorenzo, bon clérigo e ondrado,

de Astorga, de mañas bien temprado.

El día de iuyzio Dios sea mio pagado.

(Copia de Osuna)

Llama la atención que, después de tan larga serie de alejandrinos (son 2.675) se le escapen versos cojos en el explicit a quien copiara el segundo manuscrito, cosa que no ocurrió al que redactó el original.

 

 

 

Monasterio de Cañas (La Rioja)

 
 

 

 

INDICE

 

Prólogo, 9

 

PARTE PRIMERA

Berceo su tiempo y su obra

 

Capítulo 1

El tiempo de Berceo, 13

 

LA IGLESIA, 13

EL IMPERIO, 16

CASTILLA, 17

SAN MILLÁN, 19

Y EL NUEVO SENTIR, 22

Capítulo 2

Berceo en el tiempo, 27

 

EL ANÓNIMO POETA DEARLANZA,27

COPIAS EN LOS SIGLOS XIII-XV, 30

ANDRÉS DE SALAZAR,31

AMBROSIO GÓMEZ, 33

UN DETALLE PERDIDO, 35

SEBASTIÁN DE VERGARA, 36

DIEGO DE MECOLAETA, MARTíN SARMIENTO,

TOMÁS ANTONIO SÁNCHEZ y OTROS, 38


 

Capítulo 3

 

Las huellas de Berceo, 43

 

LITERATURA FIRMADA, 43

EL POETA EN SU RINcÓN, 44

¿Locus AMOENUS o LOCUS SPIRITALIS?, 50

Los MARFILES COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN, 51

VOCABULARIO RIOJANO, 54

CONSTANCIAS DOCUMENTALES, 55

 

Capítulo 4

 

Novedad del Mester, 63

 

ITINERARIO DE LA POESÍA, 63

EL JUEGO DE LAS RIMAS, 64

EL 'ENCERRADO LATINO' DE LA FILOSOFÍA, 65

HACIA EL'ROMÁN PALADINO', 66

EJEMPLO DE HISTORIA LOCALIZABLE Y REALISTA, 70

¿ ERA BERCEO POETA INGENUO?, 71

'MESTER TRAIGO FERMOSO', 74

Capítulo 5

 

El poeta en su poema, 77

 

¿LITERATURA ORAL O LITERATURA ESCRITA?, 77

PUDOR DEL POETA CLÉRIGO, 78

EL POETA CANSADO, 81

 

 

 

 

 

 

Capítulo 6

 

Fuentes y afluentes, 85

 

OBRAS PRIMERIZAS, 85

SERIE HAGIOGRÁFICA, 92

SERIE MARIANA, 95

A MODO DE EPÍLOGO, 104


 

PARTE SEGUNDA

Berceo florilegio

 

LAS AMAZONAS Y SU REINA, 110

MULTIPLICACIÓN DEL VINO Y EL PAN, 113

UNA 'FAZAÑA' DE SAN MILLÁN, 115

DISPUTA DEL REY Y EL PRIOR, 117

ORACIÓN PARA LOS DÍPTICOS, 122

PRÓLOGO AL POEMA DE SANTA ORIA, 123

TRÁNsITO DE SANTA ORIA, 127

EL PRADO DE LA VIRGEN, 131

EL MONJE BORRACHUELO, 138

EYA VELAR, 143

 

Notas,147

 

Bibliografía, 155

 

 

Solamente se puede adquirir el libro en el Monasterio de Yuso

 

 
 

 

RELECTURA DE GONZALO DE BERCEO.

(Novedad del Mester, cap. 4)

 

 

JUAN B. OLARTE

 

EDILESA, ISBN.-978-84-8012-722-6, pág.63,74, mayo, 2010