Enrique Urquijo ya tiene calle en su Madrid

Fue un chaval madrileño de clase media, del barrio de Argüelles, de la calle de Rodríguez de San Pedro, la casa del arco, pegadita a la Plaza del Conde de Valle de Suchil. Fue madrileño y también lo fueron sus canciones, aunque fueron, sobre todo, universales, que los corazones rotos no tienen pasaporte, ni saben de aduanas. Fue un chaval de clase media que le cogió el gusto a las guitarras y a las melodías de acento americano.

Fue un chaval madrileño y madrileñas son las estampas de los estribillos que nos prendió del alma, los rincones de Malasaña, donde más o menos amanecíamos unidos. Fue un chaval madrileño y le llamamos Enrique, y junto con sus hermanos Javier y Álvaro, y el inolvidable Canito, dio vida a uno de los grandes grupos del pop español de todos los tiempos, Los Secretos . Hace algo más de diez años, en noviembre del 99 , Enrique, Enrique Urquijo, un chaval madrileño, cantante y compositor, aparecía muerto en un portal del barrio de Maravillas, el mismo barrio por el que tantas madrugadas paseó su figura melancólica, y sus entrañas doloridas, aunque en la distancia corta fuera un tipo con un notable sentido del humor y de la ironía.

Las canciones de Enrique, aunque te retuerzan el estómago estés donde estés, no pueden ser entendidas sin el decorado de la ciudad en la que creció y cantó, en la que amó y murió. Y una de esas calles va a llevar ahora su nombre, según decisión tomada por el Ayuntamiento de Madrid , el pasado 28 de abril. En concreto, la nota municipal dice: «El Excelentísimo Ayuntamiento Pleno en sesión pública ordinaria celebrada el día 28 de abril del presente año, ha adoptado el siguiente acuerdo: Atribuir la denominación de calle de ENRIQUE URQUIJO al vial de nueva creación que tiene su inicio en la autovía radial 3 (R3) y su final en la avenida de Miguel Delibes, Distrito de Vicálvaro».

Pasearemos por esa calle, Enrique, no será el bulevar de los sueños rotos, ni será la calle del olvido, será la calle en la que tu recuerdo y tu música volverán a caldearnos el alma.