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refugio construido con bloques de nieve De Wikipedia, la enciclopedia libre
Un iglú (del inuktitut iglu / ᐃᒡᓗ, ‘casa o edificio (de cualquier material)’, plural: igluit) o «casa de nieve» es un refugio construido con bloques de nieve que generalmente posee la forma de cúpula. Los iglús[1] se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.
Su construcción fácil y barata lo convierte en una alternativa de vivienda para los habitantes de zonas heladas, Ártico y Alaska, donde otro tipo de estructuras resulta muy oneroso; por otro lado, puede prestar el abrigo y la seguridad necesarios. Puede ser una vivienda permanente si el tamaño y el mantenimiento resultan adecuados. Existen diversos modelos y formas, pero la más común es en forma de cúpula. En un iglú puede haber hasta 40 °C más que en el exterior. Por ejemplo, si fuera de este alojamiento se encuentra a una temperatura de –30 °C, en el interior se podrían incluso alcanzar temperaturas cercanas a los +10 °C. Además, la nieve utilizada para la construcción de estos refugios sirve como aislante, ayudando a conservar el calor corporal y de las lámparas localizadas en el interior de la pieza.
Hay tres tipos de iglúes, los cuales se utilizan según la función que han de cumplir:
La nieve que se utiliza para construir un iglú debe ser suficientemente compacta como para ser cortada y colocada de manera apropiada. La mejor es aquella que ha removido el viento, porque sirve para compactar y entrelazar los bloques. El hueco que queda en la nieve, luego de extraer los bloques, se usa para la mitad inferior del refugio; es decir, el iglú es construido justo en el sitio de donde sale la nieve para la estructura. La forma de construirlo es sencilla, ya que no es necesaria una estructura provisional de soporte, cada bloque se apoya en los anteriores hasta cerrar progresivamente todo el espacio.[4]
La construcción de un iglú finaliza con la instalación del último bloque, que constituye la clave de bóveda que une todo. Esta es la fase esencial del montaje, que puede provocar el colapso si el refugio ha sido mal diseñado y mal montado desde el principio.
La característica fundamental del iglú es que está hecho en forma de cúpula (aunque no siempre), lo cual permite que su construcción no requiera de una estructura de apoyo, sosteniendo el peso de cada bloque en el inferior. Si la nieve ha sido bien compactada y pulida para que la estructura se mantenga fuerte, un iglú debe tener la capacidad de soportar a una persona de pie en su parte más alta.[5]
Como ya se ha indicado, la superficie de donde se sacaron los bloques de nieve deberá servir como piso de la mitad frontal del iglú, dejando una parte trasera elevada que sirve como cama. La disposición de los bloques base es circular, colocando uno delgado en un borde y agrandando los bloques a medida se avanza. Así, en espiral, se va elevando la altura de la estructura hasta cerrarla en la cúspide. Los bloques de nieve suelen tener aproximadamente un metro de longitud, 40 cm de alto y 20 cm de ancho. La puerta debe ser pequeña, ubicada en la base de la construcción. En ocasiones, se construye un túnel en el exterior delante de la puerta, que dificulta que se infiltre el frío por la puerta, lo cual hace que la temperatura del iglú se mantenga más cálida que en el exterior. La temperatura interna puede oscilar entre los –7 y los +16 °C.[2] La puerta de acceso debe orientarse a sotavento (hacia donde el viento se dirige).[4]
Para evitar el cúmulo de gases dañinos al ser humano, debe tener un orificio razonablemente grande en la parte superior (no en la cúspide) de la construcción, que servirá para la evacuación de dichos gases. Adicionalmente, puede colocarse una pequeña ventana sobre la puerta, la cual puede servir para dar visibilidad y para ventilación adicional si las condiciones meteorológicas lo permiten.[6]
Cuando el iglú ha estado ocupado durante algunas horas, el calor liberado por los ocupantes derrite superficialmente la pared interior, que endurece y solidifica el refugio, haciéndolo impermeable a cualquier infiltración. Los inuit dicen que un iglú de este tipo puede soportar el peso de un oso polar. Bien construido, un iglú de este tipo puede soportar fácilmente el peso de un ser humano.[7] Una vez formada esta fina capa de hielo, es importante realizar un orificio de ventilación.
Existen diferencias significativas entre los iglús temporales y permanentes:
Es importante destacar que, independientemente de su tipo, todos los iglús comparten características básicas como su forma de cúpula y su construcción con bloques de nieve compacta.[8]
Gracias a las excelentes propiedades aislantes de la nieve, el interior de un iglú es sorprendentemente confortable. Los esquimales que se encuentran entre Groenlandia y la isla de Baffin cubren el interior de su refugio con pieles de animales, lo que incrementa la temperatura hasta 5 o 20 °C.[2]
Además, en las construcciones de gran tamaño, pueden incluirse diseños distintos en el interior, incluso pudiendo amueblar con camas, mesas e incluso estufas. Debe recordarse que es un hogar en la nieve, por lo cual debe brindar todas las comodidades posibles al habitante.[4]
Además de ser usados como recintos para vivienda, los iglús también son utilizados como objetos de diversión en campamentos invernales y juegos en la nieve. Pese a que su aspecto suele ser similar a los tradicionales, su construcción es totalmente distinta. Se hace un cúmulo considerable de nieve sin considerar su tipo, excavando al interior del montón a manera de hacer la cavidad que ha de ser utilizada como habitación. Este tipo de construcción se denomina en Canadá un quinzhee o quinzee (un vocablo athabascano) para diferenciarlo de un iglú propio que se construye con bloques de hielo. Desde luego, este tipo de construcción es francamente débil y no proporciona las condiciones para brindar verdadero abrigo a largo plazo.[4] Sin embargo, la construcción de un quinzee es más rápida y por lo tanto se lo prefiere como refugio en una situación de emergencia.
Otra modalidad es la construcción del iglú con cartón o ramas, recubriéndolas de nieve y luego retirando la estructura original; evidentemente adolece de la misma fragilidad que el modelo anterior. En cualquier caso, siempre se recomienda que se bañe con agua helada el iglú provisional, lo cual lo hará resbaladizo, evitando que alguien suba y lo derrumbe, hecho que podría resultar fatal para los ocupantes temporales puesto que quedarían soterrados por la nieve.[4]
A nivel cultural, el iglú es también un símbolo de nieve, hielo y esquimales. Territorios como Nunavut (Canadá) lo han adoptado como parte de su escudo, dándole una relevancia cultural importante.[9]
El iglú de nieve más grande del mundo se construyó en el invierno de 2016 en Zermatt (Suiza) como parte del Zermatt Igloo Village. En unas 2000 horas, un equipo de 14 personas construyó el iglú en el Gornergrat de la estación de Rotenboden, sobre Zermatt, utilizando 1400 bloques de nieve, asegurando su entrada en el Libro Guinness de los Récords el 20 de enero de 2016. El iglú, que se construyó para celebrar el 20 aniversario de los pueblos iglú en Suiza, tenía un diámetro de 12,9 metros y una altura interior de 9,92 metros. Además de iglús para dormir, la instalación también contaba con un bar, un restaurante y una zona de bienestar.[10][11]
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