Interview : Kosovo: ¿qué tipo de reconocimiento?
A mi personalmente, más que la independencia, es la cuestión del reconocimiento lo que me ha llamado la atención. ¿Sobre qué principios se basará el reconocimiento de Kosovo? ¿qué soberanía tendrán los kosovares?
Barbara Delcourt: el reconocimiento condicional era un mecanismo pensado para los países europeos en el momento de la desmembración de la Federación Yugoslava a comienzos de los noventa, y consistía en imponer a las entidades políticas que querían ser reconocidas, es decir, esencialmente Eslovenia y Croacia, el respeto de un cierto número de principios del Derecho Internacional. Estos políticos les exigían ser verdaderas democracias, respetuosas con el principio de Estado de Derecho, los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, y sobre todo, con lo que en ese momento se llamó el Derecho de las Minorías. El objetivo era poder asegurar, gracias a la legitimidad de los proyectos de nuevos Estados, cierta estabilidad en los Balcanes mediante el respeto de algunas reglas reconocidas por todos.
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S.J. : ¿Puede este reconocimiento aplicarse a Kosovo ?
B.D.: En el caso de Kosovo, es un poco diferente. Esta técnica no ha sido verdaderamente utilizada para justificar el reconocimiento de Kosovo. En la época del reconocimiento de las repúblicas yugoslavas, había dos principios para justificar la decisión de los europeos. En primer lugar el principio de la efectividad y luego el principio de la legitimidad. El principio de la efectividad se basa en el principio de que, normalmente, se reconoce a un Estado cuando cumple varias condiciones. Condiciones que no tienen nada que ver con los principios del reconocimiento condicional, y que exigen la existencia de entidades políticas que presenten ciertas características concretas. Debe, por ejemplo, tratarse de una entidad política capaz de ser independiente y autónoma respecto al exterior. Deben existir a la vez un gobierno soberano, un territorio más o menos bien delimitado y un gobierno capaz de ejercer su autoridad sobre el conjunto del territorio y la población. Estos son principalmente los criterios que permiten definir un Estado según el Derecho Internacional y que condicionan su reconocimiento. Se basan esencialmente en la existencia real de un poder efectivo. En algunos casos, en relación a la situación yugoslava a comienzos de los años 90, esta efectividad no era siempre evidente, pienso concretamente en el evidente caso de Bosnia-Herzegovina. En este caso, hubo más una tendencia a referirse al principio de legitimidad y en particular al derecho de autodeterminación. La idea era la siguiente: nosotros reconocemos la independencia de las repúblicas que lo deseen porque las poblaciones que viven en esos territorios tienen el derecho de autodeterminación. Estos eran los dos principios esgrimidos entonces para justificar la política europea
Para entenderlo mejor, he entrevistado a Barbara Delcourt* autora de "Derecho y soberanía".
Análisis crítico del discurso europeo sobre Yugoslavia.
Editado por PIE/Peter Lang.
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Snejana Jovanovic
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Snejana Jovanovic : ¿En qué consiste el principio de « reconocimiento condicional» ?Barbara Delcourt: el reconocimiento condicional era un mecanismo pensado para los países europeos en el momento de la desmembración de la Federación Yugoslava a comienzos de los noventa, y consistía en imponer a las entidades políticas que querían ser reconocidas, es decir, esencialmente Eslovenia y Croacia, el respeto de un cierto número de principios del Derecho Internacional. Estos políticos les exigían ser verdaderas democracias, respetuosas con el principio de Estado de Derecho, los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, y sobre todo, con lo que en ese momento se llamó el Derecho de las Minorías. El objetivo era poder asegurar, gracias a la legitimidad de los proyectos de nuevos Estados, cierta estabilidad en los Balcanes mediante el respeto de algunas reglas reconocidas por todos.
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S.J. : ¿Puede este reconocimiento aplicarse a Kosovo ?
B.D.: En el caso de Kosovo, es un poco diferente. Esta técnica no ha sido verdaderamente utilizada para justificar el reconocimiento de Kosovo. En la época del reconocimiento de las repúblicas yugoslavas, había dos principios para justificar la decisión de los europeos. En primer lugar el principio de la efectividad y luego el principio de la legitimidad. El principio de la efectividad se basa en el principio de que, normalmente, se reconoce a un Estado cuando cumple varias condiciones. Condiciones que no tienen nada que ver con los principios del reconocimiento condicional, y que exigen la existencia de entidades políticas que presenten ciertas características concretas. Debe, por ejemplo, tratarse de una entidad política capaz de ser independiente y autónoma respecto al exterior. Deben existir a la vez un gobierno soberano, un territorio más o menos bien delimitado y un gobierno capaz de ejercer su autoridad sobre el conjunto del territorio y la población. Estos son principalmente los criterios que permiten definir un Estado según el Derecho Internacional y que condicionan su reconocimiento. Se basan esencialmente en la existencia real de un poder efectivo. En algunos casos, en relación a la situación yugoslava a comienzos de los años 90, esta efectividad no era siempre evidente, pienso concretamente en el evidente caso de Bosnia-Herzegovina. En este caso, hubo más una tendencia a referirse al principio de legitimidad y en particular al derecho de autodeterminación. La idea era la siguiente: nosotros reconocemos la independencia de las repúblicas que lo deseen porque las poblaciones que viven en esos territorios tienen el derecho de autodeterminación. Estos eran los dos principios esgrimidos entonces para justificar la política europea
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S.J. : ¿Y actualmente?
B.D. : Estos dos principios no se utilizan en realidad en el caso de Kosovo, porque no se puede hacer referencia ni al principio de efectividad ni al principio de legitimidad. Todos sabemos que Kosovo está bajo administración internacional y que no existe un gobierno autónomo e independiente verdadero, capaz de hacer respetar su poder sobre el conjunto del territorio kosovar. Tampoco se ha invocado el derecho de autodeterminación porque precisamente no se quiere que otras minorías presentes en los países vecinos, e incluso en zonas más alejadas, puedan reivindicar el derecho de autodeterminación para justificar las tentativas de secesión.
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S.J. : ¿Cómo justificar el reconocimiento de Kosovo ?
B.D.: es un reconocimiento que se basa sobre todo en una declaración de intención de indepencia y no tanto en el reconocimiento del Estado, porque lo que se ha previsto al mismo tiempo en el Plan Ahtissari y en la mente de los responsables europeos no es verdaderamente reconocer un Estado soberano, sino reconocer más bien una entidad política cuyos poderes estarán limitados por la intervención de poderes exteriores, la ONU, anteriormente a través de la Misión Temporal de la ONU para Kosovo (MINUK) y la gestión de la Unión Europea prevista después de la declaración de indepencia. Así pues, se reconocerá finalmente más como separación de Serbia que como Estado independiente. Por otra parte, se habla de reconocimiento de soberanía, pero de una soberanía que será limitada y controlada. No se trata por lo tanto de un verdadero reconocimiento de un Estado soberano. Actualmente se habla también en inglés de la Earned Sovereignty, es decir, de la soberanía que deberá ser merecida, en función de la conducta de las autoridades kosovares.
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S.J. : ¿Qué cambia esta situación en la política europea ?
B.D. : Lo que es realmente interesante es que en los años 90 la Comunidad Europea y sus Estados Miembros (la UE no existía todavía) buscaron cómo justificar su posición política a través de la utilización del Derecho Internacional. Se trataba entonces de un derecho internacional interpretado en realidad de forma fantasiosa, todo hay que decirlo, pero haciendo en cualquier caso referencia al Derecho Internacional. Actualmente no es para nada el caso. Y es un poco paradójico porque al mismo tiempo se intenta demostrar que la Unión Europea está en vías de conseguir el estatus de actor internacional, que se distinguiría de otros actores de poder tradicional por estar basado, sobre todo, en el apoyo a la Carta de Naciones Unidas, la adhesión a los principios del multilateralismo y la referencia al Derecho Internacional. Sin embargo, en el caso de Kosovo se va a lanzar una operación sin haber obtenido el aval del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, no actúa según el multilateralismo. No se realiza ninguna referencia al Derecho Internacional porque no permitiría justificar ni la partición de Serbia, ni el no respeto por parte de los kosovares de un Estado soberano, puesto que habrá una especie de protectorado internacional. Las justificaciones provienen sobre todo de aspectos éticos o morales, o de cuestiones políticas o geoestratégicas.
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*Barbara Delcourt es profesora en la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Bruselas en la que es miembro del Instituto de Estudios Europeos.
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Traducción: Isabel Aspe-Montoya
S.J. : ¿Y actualmente?
B.D. : Estos dos principios no se utilizan en realidad en el caso de Kosovo, porque no se puede hacer referencia ni al principio de efectividad ni al principio de legitimidad. Todos sabemos que Kosovo está bajo administración internacional y que no existe un gobierno autónomo e independiente verdadero, capaz de hacer respetar su poder sobre el conjunto del territorio kosovar. Tampoco se ha invocado el derecho de autodeterminación porque precisamente no se quiere que otras minorías presentes en los países vecinos, e incluso en zonas más alejadas, puedan reivindicar el derecho de autodeterminación para justificar las tentativas de secesión.
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S.J. : ¿Cómo justificar el reconocimiento de Kosovo ?
B.D.: es un reconocimiento que se basa sobre todo en una declaración de intención de indepencia y no tanto en el reconocimiento del Estado, porque lo que se ha previsto al mismo tiempo en el Plan Ahtissari y en la mente de los responsables europeos no es verdaderamente reconocer un Estado soberano, sino reconocer más bien una entidad política cuyos poderes estarán limitados por la intervención de poderes exteriores, la ONU, anteriormente a través de la Misión Temporal de la ONU para Kosovo (MINUK) y la gestión de la Unión Europea prevista después de la declaración de indepencia. Así pues, se reconocerá finalmente más como separación de Serbia que como Estado independiente. Por otra parte, se habla de reconocimiento de soberanía, pero de una soberanía que será limitada y controlada. No se trata por lo tanto de un verdadero reconocimiento de un Estado soberano. Actualmente se habla también en inglés de la Earned Sovereignty, es decir, de la soberanía que deberá ser merecida, en función de la conducta de las autoridades kosovares.
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S.J. : ¿Qué cambia esta situación en la política europea ?
B.D. : Lo que es realmente interesante es que en los años 90 la Comunidad Europea y sus Estados Miembros (la UE no existía todavía) buscaron cómo justificar su posición política a través de la utilización del Derecho Internacional. Se trataba entonces de un derecho internacional interpretado en realidad de forma fantasiosa, todo hay que decirlo, pero haciendo en cualquier caso referencia al Derecho Internacional. Actualmente no es para nada el caso. Y es un poco paradójico porque al mismo tiempo se intenta demostrar que la Unión Europea está en vías de conseguir el estatus de actor internacional, que se distinguiría de otros actores de poder tradicional por estar basado, sobre todo, en el apoyo a la Carta de Naciones Unidas, la adhesión a los principios del multilateralismo y la referencia al Derecho Internacional. Sin embargo, en el caso de Kosovo se va a lanzar una operación sin haber obtenido el aval del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, no actúa según el multilateralismo. No se realiza ninguna referencia al Derecho Internacional porque no permitiría justificar ni la partición de Serbia, ni el no respeto por parte de los kosovares de un Estado soberano, puesto que habrá una especie de protectorado internacional. Las justificaciones provienen sobre todo de aspectos éticos o morales, o de cuestiones políticas o geoestratégicas.
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*Barbara Delcourt es profesora en la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Bruselas en la que es miembro del Instituto de Estudios Europeos.
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Traducción: Isabel Aspe-Montoya
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cafebabel.com - France/28/02/2008