Los horrores de la sin razón
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MALDITAS sean todas las guerras. MALDITOS sean todos aquellos hombres que la inventaron y aún hoy día las hacen realidad. Vosotros, los adoradores de Marte sois los perversos más grandes que hallan podido parir madres. Mejor hubiese ellas abortado. Desde la prehistoria habéis sido la peor peste que viene aniquilando el Género Humano.
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Pero hay algo más. Según las leyendas dicen que ya en los etéreos paraísos de los dioses fuiste creada por ellos y desde entonces la Humanidad viene padeciéndola. Es obvio, los pacifistas, los no adoradores de la SIN RAZÓN estaremos maldiciéndola hasta que desaparezca por ser la eterna desgracia de los habitantes del Planeta. Pero es sabido que vosotros belicistas no satisfechos ya estáis llevando vuestras destructivas bombas allende del espacio terrestre y esto es el principio, ya veremos lo que aún queda por llegar y ver...
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Vosotros, inquisidores de todos los tiempos bajo la protección de los Dioses, que no es otra cosa que vuestras ambiciones, tenéis sembrando de odio el mundo desde las noches pretéritas. No es de razón el consideraros humanos. No lo sois, pero os aprovecháis de las arengas perpetradas por determinados líderes políticos, militares, religiosos y otros complementarios ante las masas humanas enarbolando estandartes y banderas patrióticas donde los pueblos son inmolados en los holocaustos de los altares de toda clase de contiendas. En cambio vosotros os quedáis en las retaguardias y termináis muriendo de vejez y en esplendidas camas. Pero, ¿ciudadanos, cuándo os daréis cuenta de que estáis siendo engañados? ¿Aún no habéis comprendido que lo vienen haciendo siglo tras siglo, generación tras generación? ¡Elección tras elecciones! ¿Hasta cuándo vais a soportar el estigma de la ciega fe en todos los conceptos que conllevan el vivir en ésta vida?¿Qué son las guerras? Para la inmensa mayoría de la población y en su conjunto tanto a nivel individual como colectivo, significa la lucha armada entre sociedades y sin motivos aparentes aunque sí manipulados. Aún más, por extensión cualquier clase de pugna entre personas que en su conjunto se consideran civilizadas... Igualmente toda especie de lucha y combate aunque éstos sean en sentido moral. Sin embargo, la civilización actual, la denominada y que presume ser del siglo XXI, aunque algunas sociedades por cuestiones religiosas no reconocen el calendario occidental y lo tengan adaptado por conveniencias, también se vienen preguntando sus ciudadanos la misma pregunta reiterativamente: ¿por qué existen las guerras? ¿Por qué, por qué?
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Heráclito, filosofo griego presocrátes que vivió entre el 540-480 antes de la era actual y que también fue conocido como “el oscuro” tuvo sus máximas al respecto de las desavenencias bélicas. Dejó constancia, según sus criterios, que las guerras vienen a ser necesarias para la realidad. Esos conflictos son el padre de todas las cosas. Él confirmaba categóricamente que desde los comienzos del mundo los hombres la han amado, venerado y por tanto seguido. Para él la verdadera ciencia estaba en conocer el “logo” (en griego razón), éste sigue el orden, la armonía y las luchas de los contrarios... Obviamente hoy, como en todos los tiempos, no estamos de acuerdo con esos planteamientos.Las mentalidades actuales que precisamente buscan ese “logo” dentro del propio discurrir y entendimientos con potentes argumentos nos conducen a un apoyo por las justas causas. No entran en nuestros lúcidos y comunes razonamientos pues la actualidad propone una serie de conceptos válidos encaminados a demostrar que las guerras son una barbarie por lo que llevamos siglos de atrasos después de milenios de evolución. Como se ha venido demostrando dentro de los causes que han escrito la historia, puede que para aquellos protagonistas fuesen las guerras positivas; cosa que no equivalen en el nuestro. Es evidente, lo que no registran los cronistas del pasado, pues los pueblos han sido analfabetos desde tiempos inmemoriales y aún persisten, habría que haber sabido la auténtica opinión de ellos. Precisamente el filósofo aludido no participó en ninguna contienda que se sepa. Cuentan que él se retiró a las montañas dedicándose a la meditación despreciando a la plebe, a poetas y hasta la política. Aún más, no conviene olvidar que según la mitología del Génesis cuando Caín mató a Abel, fue el primer paso hacia los conflictos bélicos, y el Dios Jehová consentidor..., aunque en realidad hacía tiempo que ya había empezado esas tragedias.Por supuesto, no hay que irse tan lejos para encontrar en el correr de los siglos a personajes iguales o peores con esos arcaicos pensamientos. El citar concretamente a éste es mas un ejemplo de que las guerras son tan antiguas como aquellos propios hombres que la crearon a sus imágenes y semejanzas.
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Aunque las guerras, propiamente dichas, estaban inventadas con ese u otros “principios filosóficos”, no faltando aquellos que lo han tomado al pié de la letra. Es obvio, reyes, militares, religiosos, tiranos, y como es sabido, en beneficios personales al tiempo que han tratado de reforzar sus poderes y aún transmitirlos a futuros herederos. Por otro lado los denominados y los siempre embaucados y sufridos pueblos mostraban sus acuerdos y consentimientos en dejarse engañar, de ahí podía surgir otra contienda si algunos de ellos, con dos dedos de frente se negaban a acatar el mandato divino de defender a su rey, religión, grandes señores, la patria en peligro, etc. No es intención enumerar aquí las guerras habidas hasta llegar a la explosión atómica..., y las de no muy lejanas fechas así como las constantes, o las que puedan haber, pues no han parado nunca jamás infelizmente, éstas caen y puedan aún caer sobre las cabezas de todos los ciudadanos como es norma habitual. No ocurre lo mismo con aquellos defensores de las causas guerrearas, los que se nutren y viven de ella, pues si estuvieran expuestos no las provocarían ni habría un ministerio llamado precisamente de la “guerra”. Resulta evidente que los aquí altos mandos no mueren en combate y sí de viejos y en sus mullidas camas como se ha comentado. Son los soldados, es decir, el engañado y embrutecido pueblo, son ellos los que se baten para defender los interese de esa minoría. Les han lavado los cerebros hasta el punto de que son obligados a dejarse matar en “defensa de su patria al estar ésta amenazada por algún enemigo, terrorismo, etc.”, esa misma que nunca jamás podrá ser suyas, ya tienen propietarios desde que el mundo es mundo.
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Bajo esos y muchos otros auspiciosos conceptos recurren a las luchas armadas los estados beligerantes pues según testifican sobre algunos libros sagrados o constituciones democráticas, ellos son tutores de los derechos e intereses cuando los medios pacíficos no han sido útiles. Pero algunos teóricos consiguen decir, dentro de la férrea censura, que los conflictos de las guerras no son otra cosa que la continuidad de la política revanchista por unos medios diferentes o persuasivos... De ahí los diferentes nombres y situaciones a que han llegado a denominarlas: guerra de mercado, guerra abierta, guerra a muerte, convencional, sin cuartel, etc., sin olvidar aquellas otras de: los 100 o 30 años, I y II guerra mundial, etc.Sin embargo, el mundo y sus ciudadanos de a pié que lo forman, a ellos se les engañan con “los votos democráticos”, pero sin saber o no quieren tener conocimientos de los hechos, éstos son traicionados por esos mismos líderes y representantes después de haberlos subirlos a los altares de los poderes. De una manera u otra las oligarquías buscan medios para que el rodar de la manzana belicista sea todo lo contundente y constante posible. De esa precisión surgen los poderes y los beneficios cuantiosos que aportan las guerras a sus beligerantes y todos los que de ellas viven.
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Entretanto cabe destacar y justificar que en el conjunto de los ciudadanos que no se dejan engañar surgen los pacifistas, los luchadores sin armas de destrucción masivas, cuyos deseos y fines son el implantar la PAZ. Ellos vienen consiguiendo un conjunto de doctrinas y movimientos no siempre políticos, que los ha habido, hoy es un afán de principios primordiales en el que consideran a la PAZ como el objetivo de mayor importancia para la supervivencia de la Humanidad. La Bandera que empuñan, que no porta color alguno, por lo que no es posible que haya discordias y en la que caben todos los ciudadanos. En realidad simboliza y trata de elaborar unas teorías con el fin de lograr y aplicar las ideas pacifistas prácticas y en donde todos caben y puedan entenderse. En definitivas, unas inquietudes entre los estados y sus poblaciones en contra posición a las desastrosas guerras o a las turbulencias que las originan. Es sabido que a pesar de las infinidades de tentativas, jamás las organizaciones mundiales implicadas en conservar una auténtica PAZ han alcanzado sus humanos propósitos y logros. Ni siquiera la denominada ONU, por lo que no hay que estar ciego para comprobar que hasta la fecha esa pomposa organización no sirve para nada, algunas veces es tan culpable como los belicistas ya que desde su seno se nutren también de ellos... La idea de que la sociedad terrestre necesita la PAZ, como el aire que respira, ha sido llevada a bellos extremos. Pero también cabe resaltar que si ella está muy politizada es precisamente por culpa del sistema que manejan sus líderes. Ellos están en los peligros entusiastas del siempre ciego fanatismo. De ésta guisa es fácil encaminarnos una vez más y todas aquellas que ellos puedan querer llevarnos a los peligros y horrores de las guerras, es lo que ocurre en la realidad y con mucha frecuencia.
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Muchos pensamos cómo sería el mundo sin las constantes amenazas conflictivas y beligerantes de las guerras. Las ideas de condenar los grandes y pequeños conflictos son éstos tan antiguos como los hombres que las hicieron realidad. Sin embargo, pensemos por unos instantes, no cuesta nada soñar despierto ya que hoy por hoy es sólo eso, una quimera, que ya haya llegado y consolidado la PAZ en el mundo. Ella traería un bienestar y tranquilidad a toda la sociedad. Ahí, con el trabajo pacifico y creador de bienes materiales sería un continúo progreso. La tecnología, ahora usada mayoritariamente con fines bélicos, repercutiría en el hacer un mundo, no perfecto, pero tampoco tan inseguro como el actual. De ésta manera y con un control científico de la natalidad, como de que también nadie va a enriquecerse con el sudor ajeno. Es pues que los beligerantes estarían predispuestos a desaparecer. Cabe la posibilidad que al verse acorralados y en el temor de perder todos sus augustos privilegios terminen provocando una conflagración destruyéndolo todo, con lo cual ni para ellos ni para la pacífica humanidad...
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Es una pena el que pueda llegar a ocurrir esas indeseables predicciones. Pero el estado de ánimo que aún pueda quedar entre los ciudadanos pacifistas será posible que se cumpla la tan ideada PERPETUA PAZ, la incondicional PAZ..., si es que llega..., a tiempo... Ella es el símbolo inequívoco de la convivencia entre los Humanos, de no ser así..., se hará realidad lo aquí comentado... No es sin razón lo que el poeta escribió y cantó: “Los que hacen las guerras que se metan bajo tierra para que el mundo huela a rosas, pues ellos hielen a mierda…”
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LQSomos. Zerimar Ilosit. Febrero de 2008
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LQsomos/04/02/2008