Al menor rumor, no huyen porque esto haría ruido, sino se alejan al paso, doblando las patas. Al llegar al pasto se agazapan, y esperan así
tranquilamente media o una hora, para avanzar de nuevo.
Horacio Quiroga
Todos los de a bordo se salvaron antes del amanecer. Nosotros dormíamos
tranquilamente en Copenhague, sin pensar en desgracias ni peligros.
Hans Christian Andersen
Cada cual quería salvar lo mejor, y también el duendecillo; y de un salto subió las escaleras y se metió en la habitación del estudiante, quien, de pie junto a la ventana, contemplaba
tranquilamente el fuego, que ardía en la casa de enfrente.
Hans Christian Andersen
En cambio no produjeron ningún efecto visible en el semblante de madame Lalande. Tras satisfacer su curiosidad, bajó los gemelos y miró tranquilamente hacia el escenario.
Lanzóse una a la mar, y a toda vela, Abandonando el puerto prontamente, A par del viento favorable vuela, Y a la luz clara que en la mar riela, Se la mira bogar tranquilamente.
Miraba tranquilamente a los nuestros, lo mismo que al enemigo, y desde lejos se adivinaba en su continente que no se le acercarían impunemente.
Y cuando tal hacía estaban ya en el mundo Miranda, Bolívar, San Martín, Hidalgo y O'Higgins; unos, oficiales al servicio de la España colonial; otros, simples criollos ansiosos de conquistar personalidad. El rey cazador y labriego acabó
tranquilamente sus días.
Vicente Blasco Ibáñez
Tres días demoramos en llegar a los acantilados, y cuando estábamos por salir de la floresta entre cuyos claros se distinguían los cocoteros de los arenales, ocurrió lo imprevisto. "Bokapi y yo caminábamos
tranquilamente, cuando, de pronto, ella me apretó el brazo, deteniéndome.
Roberto Arlt
Cuando entró Blanca otra vez De la cena en el salon, Tranquilamente sentado Al peregrino encontró, Que la barba sobre el puño Y el codo sobre el sillon Una cancíon castellana Entonaba á media voz.
Que cruce el aire azul diáfano y raro desprendida en la luz de alguna estrella, y aunque en sueños no más me dé segura una prenda real de su ventura.» Y así diciendo el infeliz mancebo, con tales ilusiones trastornado, saliendo del santuario abandonado su camino a emprender volvió de nuevo. De la noche de aquel día en muy avanzada hora, tranquilamente Genaro del sueño en brazos reposa.
Las docenas de papelitos que a mí me echan en el bolsillo, si yo los guardara nada más para leerlos después tranquilamente, tendría un retrato de las necesidades del pueblo.
La metrópoli, cubierta de conventos, con las ciudades muertas y los caminos llenos de mendigos, no valían gran cosa; pero de casi todos los mares del mundo emergían pedazos de tierra dependientes del rey de Madrid, y al otro lado del Atlántico, medio continente, que representaba casi la sexta parte del planeta, hablaba nuestra lengua, y los pueblos oían sombrero en mano lo que su majestad católica se dignaba decirles, de tarde en tarde, al través de miles de leguas. No había que temer nada del espíritu de los tiempos; el rey podía cazar
tranquilamente.
Vicente Blasco Ibáñez