Entonces, el hombre la esquiló. La oveja tuvo magníficos hijos, rebosantes de salud y redondos de gordura. El hombre se los llevó, sin decirle para donde.
¡Paciencia, hombre! Que ya viene la primavera; y, con ella, la abundancia, la gordura, la fuerza, la vida activa. ¡No se desespere!
Su lana era linda, su tamaño regular; sólo su estado de gordura quizá dejaría que desear; y efectivamente parecía más bien delgado.
Allí está la suciedad limpia, la
gordura rolliza, la hambre prompta, la hartura abundante, sin disfraz el vicio, el juego siempre, las pendencias por momentos, las muertes por puntos, las pullas a cada paso, los bailes como en bodas, las seguidillas como en estampa, los romances con estribos, la poesía sin acciones.
Miguel de Cervantes Saavedra
En la angustia del esfuerzo me encontré con los ojos casi pegados al respaldo de su sillón; y el barniz oscuro y la esterilla llena de agujeritos, como los de un panal, me hicieron acordar de una peluquería a la que me llevaba mi abuelo cuando yo tenía seis años. Pero estos agujeros estaban llenos de bata blanca y de la gordura de la señora Margarita.
Si desea brillantes vasos de oro, vajilla de plata ennoblecida con el sello de un artista antiguo; esos platos de bronce, considerados preciosos por el capricho de algunos; un rebaño de esclavos, capaz de hacer estrecho el palacio más grande, bestias de carga dispuestas con fingida gordura, pedrerías de todas las naciones; en vano reunirás todo esto para él, porque no conseguirá satisfacer su alma insaciable.
La cabeza se me entretenía en pensar cosas por su cuenta: «El nombre de ella es como su cuerpo; las dos primeras sílabas se parecen a toda esa carga de gordura y las dos últimas a su cabeza y sus facciones pequeñas...
Entonces fueron molidos el maíz amarillo, el maíz blanco, y Antigua Ocultadora hizo nueve bebidas. El alimento se introdujo, hizo nacer la gordura, la grasa, se volvió la esencia de los brazos, del los músculos del hombre.
Por lo que se refiere a mi trasero, esta parte tan interesante para los libertinos de hoy, todo el mundo lo consideraba superior a todo lo que puede verse de más sublime al respecto, y pocas mujeres en París lo tenían tan bien formado; era lleno, redondo, blando y rollizo, sin que su gordura disminuyese en nada su elegancia, el más leve movimiento ponía al descubierto en seguida esta pequeña rosa que estimáis tanto, señores, y que yo pienso como vosotros, es el atractivo más delicioso de una mujer.
Tenía unos rasgos bastante graciosos, pero un aire de languidez y debilidad empezaba a marchitar sus atractivos, y sin su gordura, que aún la sostenía, hubiera podido pasar por muy avejentada.
Lo mismo dificultan sobre la flaqueza y gordura, porque si han de ser todos iguales sin duda que no serán unos flacos y otros gordos; luego a los unos se les añadirá algo y a los otros se les quitará.
25 Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se esforzó contra el Todopoderoso, 26 El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos: 27 Porque cubrió su rostro con su gordura, E hizo pliegues sobre los ijares; 28 Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban puestas en montones.