Ejemplos ?
Resistiremos en el frente de Aragón, ante las hordas fascistas aragonesas, y nos dirigimos a los hermanos de Madrid para decirles que resistan, pues los milicianos de Cataluña sabrán cumplir con su deber, como cuando se lanzaron a las calles de Barcelona para aplastar al fascismo.
-No -contestó el sabio. El deseo no es como la flecha, que la dirigimos a nuestro gusto recta al blanco. -¿Y del amor, somos árbitros?
Schiwen, celoso del culto que este rendía en el templo a que nos dirigimos al genio que te protege, reunió en su daño a los guerreros de Cutac y de Lahorre, que, ardiendo en sed de venganza contra su vencedor, se juntaron entre las sombras de la noche, para afilar las espadas que habían de herir a los predilectos de Vichenú.
A todos, pues, Nos dirigimos con grande amor estas palabras que tomamos a San Agustín: «Amemos al Señor nuestro Dios, amemos a su Iglesia: a El como a un padre, a ella como una madre.
Entonces llegóse Polidamante al audaz Héctor, y dijo: —¡Héctor y demás caudillos de los troyanos y sus auxiliares! Dirigimos imprudentemente los caballos al foso, y éste es muy difícil de pasar, porque está erizado de agudas estacas y a lo largo de él se levanta el muro de los aqueos.
No recuerdo a cuántos habíamos parado de esta manera, aunque pienso que serían unos veinte, cuando, al filo de las nueve, nos dirigimos de nuevo al Yar.
No cabe ningún exclusivismo en nuestro propósito; pero -porque en ella tenemos más fe- nos dirigimos especialmente a la juventud.
Charlando amistosamente nos dirigimos a la morada de Agatón, pero durante el trayecto, Sócrates, que se había puesto pensativo, fue quedándose atrás.
“El 24, por un ancho vado, traspasamos el Lascam (-río Huaqui-) y como comenzara a llover nos dirigimos a la casa de un español amigo.
Aquel día íbamos a cenar a Puygarrig, a casa de los padres de la novia. Montamos en una calesa y nos dirigimos al castillo, alejado una legua y media de Ille.
-No en verdad -respondí. -Más allá de una casa de blancas arcadas donde nos dirigimos ¿qué divisa usted? -Un paredón negro y derruido que contrasta notablemente con los rojos tejados y las blancas azoteas del pueblo.
Y en cuanto a las súplicas que los hombres dirigimos a Dios, siempre deben agradarle como no sean contrarias a la moral, ya que dan testimonio de la fe que en Él tenemos y de la esperanza y del amor que nos inspira.