¡vaya!

¡vaya!

 
interj. Denota sorpresa, aprobación, leve enfado, o sirve para excitar o contener.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

¡vaya!

damn, dear, dear!/oh dear!, hello, well
Ejemplos ?
-Y ahora que ven a su hijo en los altares, ¿qué dicen? Será curioso. -¡Vaya si es curioso! Más de lo que usted presume... Cuando se supo en Auriabella el suplicio atroz del que llama el vulgo San Antonio de Illaos...
El segador alargó la mano maquinalmente. - ¿Te parece poco? -gritó uno-. ¡Pues no quiere su dinero! Vaya..., vaya.... ¡No nos tiente V. la paciencia!
--Y que lo oyeron en Palacio..., en tiempos de Espartero... --Y que tiene V. una pensión.... --¡Vaya, D. Basilio! ¡Apiádese V.! --Pues, señor....
-No, señor; sino porque es usted un pobre hombre, con muy buen corazón, al cual ha puesto cadenas y mordazas, no sé si por orgullo, o por miedo a su propia sensibilidad... Y si no, que se lo pregunten a mi madre... -¡Vaya! ¡vaya!
¡No me moveré de esta silla hasta que me oiga usted y resolvamos el asunto que aquí me ha traído! -¿Qué asunto? ¡Vaya!... ¡Déjeme usted a mí de canciones!...
¡Bien cumple los encargos que le hizo en favor de esta pobre huérfana! ¡Vaya un interés que se toma por mi honor y por mi reposo!...
Terminemos, por consiguiente, tan odiosa conversación, no sin que antes le perdone yo a usted y hasta le dé las gracias por su buena, aunque mal expresada voluntad... ¿Llamo ya a Rosa para que vaya por el coche?
Que nadie se engañe cuando la vaya a iniciar y que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que pueda traer para su pueblo.
Es no sólo prudente, sino indispensable hacerlo así. Vaya tranquilo a su examen; los conductores que un día confunden las palancas no suelen discurrir como usted lo hace.
-Sí que tiée mú regüenísimos los aceros. -¡Vaya! Y no lo digo yo porque sea yo la que la porteó a este valle de lágrimas, que lo mismo lo diría asín la hubiera parío Periquito el Catitero.
Tú suponte que yo, Paco el Piri, un gachó que ni debe ni teme, con veinticuatro años no cumplíos entoavía, con un corazón más grande que un bocoy; un mozo que se ha criao en los mejores pañales, que tiée una barbería a la que no hay hombre de cartel en to el barrio, que no vaya a soltar er pelo y a que le enjabonen los carrillos; un hombre por el cual, y no es alabancia, subirían descalzas las mejores mozas del distrito a la mismísima cresta del Calvario; el hijo de mi mare, en fin, acaba de sufrir un sofión de Pepa la Golondrina, que le ha puesto encarná jasta la punta del pelo.
¡Josús, pos si es más conocío que las natillas! ¡Y vaya si tiée una hartaga de reír el mocito! Como que mi Pepa se troncha...