iBet uBet web content aggregator. Adding the entire web to your favor.
iBet uBet web content aggregator. Adding the entire web to your favor.



Link to original content: http://es.m.wikipedia.org/wiki/Tyrannosauroidea
Tyrannosauroidea - Wikipedia, la enciclopedia libre

Los tiranosauroideos (Tyrannosauroidea, lat. "forma de lagartos tiranos") son una superfamilia (o clado) de dinosaurios terópodos celurosaurios que incluye a la familia Tyrannosauridae así como a varios parientes suyos más basales. Los tiranosauroideos vivieron en el supercontinente de Laurasia y aparecieron en el período Jurásico. A finales del período Cretácico, los tiranosauroideos eran los grandes depredadores en el hemisferio norte, culminando en el gigantesco Tyrannosaurus rex, que da nombre al grupo. Los fósiles de tiranosauroideos se han recuperado en lo que ahora son las masas continentales de América, Europa, Asia y Australia.[2]

Tyrannosauroidea
Rango temporal: 165 Ma - 66 Ma
Jurásico MedioCretácico Superior

Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Sauropsida
Superorden: Dinosauria
Orden: Saurischia
Suborden: Theropoda
Infraorden: Coelurosauria
Superfamilia: †Tyrannosauroidea
Osborn, 1906
Subgrupos

Los tiranosauroideos eran carnívoros bípedos, como muchos terópodos, y se caracterizaban por numerosos rasgos esqueléticos, especialmente del cráneo y la pelvis. A principio de su existencia, los tiranosauroideos eran pequeños depredadores con largos brazos de tres dedos. Sus descendientes en el Cretácico Superior se volvieron mucho más grandes, incluyendo a algunos de los mayores depredadores terrestres que hayan existido, pero muchos de estos géneros tenían brazos proporcionalmente pequeños de solo dos dedos. Se han hallado plumas primitivas en Dilong, un tiranosauroideo temprano de China, y pudieron haber estado presentes en otros tiranosauroideos también. Las prominentes crestas y protuberancias óseas de diferentes tamaños y formas encontradas en los cráneos de muchos tiranosauroideos les pueden haber servido para funciones de exhibición.

Descripción

editar
 
Tamaño de algunos de los géneros más pequeños del grupo, comparados con un humano.

Los tiranosauroides eran muy variados en tamaño, aunque tuvieron una cierta tendencia al aumento de tamaño con el tiempo. Los primeros tiranosauroides eran animales pequeños.[3]​ Un espécimen de Dilong, casi totalmente crecido, medía 1.6 metros de longitud [4]​ y un Guanlong adulto medía 3 metros de largo.[5]​ Dientes de rocas del Cretácico Inferior (de 140 a 136 millones de años) de Hyogo, Japón, parecen provenir de un animal de aproximadamente 5 metros de largo, un posible indicio de un temprano incremento de tamaño en el linaje.[6]​ Un Eotyrannus inmaduro medía cerca de 4 metros de largo [7]​ y un Appalachiosaurus subadulto se ha estimado en más de 6 metros de largo,[3]​ indicando que ambos géneros alcanzaban tamaños mayores. Los tiranosáuridos del Cretácico Tardío oscilaban desde los 8-9 metros de Albertosaurus y Gorgosaurus a los más de 12 metros de longitud de Tyrannosaurus, que pudo haber pesado más de 6400 kilogramos.[3]​ Una revisión de 2010 del estado del arte concluyó que los tiranosaurios fueron «de tamaño pequeño a medio» durante sus primeros 80 millones de años mientras que fueron «algunos de los mayores carnívoros terrestres que hayan vivido» en sus últimos 20 millones de años de existencia.[8][9]

 
Cráneo y cuello de Daspletosaurus, del Museo Field de Historia Natural en Chicago.

Los cráneos de los primeros tiranosauroides eran largos, bajos y de constitución ligera, similares a los de otros celurosaurios, mientras que las formas tardías tenían cráneos más altos y macizos. En el primitivo linaje de los proceratosáuridos, además solían tener crestas decorativas en el morro, que eran muy llamativas en el Guanlong de China. A pesar de las diferencias en forma, se hallan ciertas características craneales en todos los tiranosauroides conocidos. El hueso premaxilar es muy alto, despuntando el frente del hocico, un rasgo que evolucionaron convergentemente con los abelisáuridos. Los huesos nasales están fusionados juntos, arqueados levemente hacia arriba y frecuentemente adornados con rugosidades en su superficie superior. Los dientes premaxilares en el frente de la mandíbula superior poseen una forma diferente a la del restos de los dientes, siendo mucho menores y con una forma de D en vista transversal. En la mandíbula inferior, una cresta prominente en el hueso suprangular se extiende de costado desde justo debajo de la articulación de la mandíbula, excepto en el primitivo Guanlong.[3][4][5]

Los tiranosauroides tenían un cuello en forma de S y largas colas, como muchos otros terópodos. Los géneros primitivos tenían largos miembros delanteros, siendo cerca del 60 % de la longitud del miembro posterior en Guanlong, con los típicos tres dígitos de los celurosaurios.[5]​ Los largos brazos persistieron al menos durante el Cretácico Inferior, como es el caso de Eotyrannus,[7]​ pero se desconocen en Appalachiosaurus.[10]​ Los más avanzados tiranosáuridos tienen brazos muy reducidos en tamaño, siendo el ejemplo más extremo Tarbosaurus de Mongolia, en el cual su húmero solo era un cuarto de la longitud del fémur.[3]​ El tercer dedo del miembro delantero también se redujo con el paso del tiempo. Este dígito no estaba reducido en el basal Guanlong,[5]​ pero en Dilong era significativamente más delgado que los otros dos dedos.[4]Eotyrannus todavía tenía tres dedos funcionales en sus manos,[7]​ pero los tiranosáuridos solo tenían dos, si bien remanentes vestigiales del tercero se han hallado en algunos especímenes.[11]​ Como en muchos celurosaurios, el segundo dígito era el más grande, incluso cuando el tercero no estaba presente.

Rasgos característicos de la pelvis de los tiranosauroides incluyen una muesca cóncava en el extremo superior frontal del iliaco, una definida cresta vertical afilada en la superficie externa del iliaco, que se extiende hacia arriba desde el acetábulo (fosa de la cadera), y una gran bota pélvica en el extremo del pubis, más de la mitad de larga que el propio eje del pubis.[3]​ Estas características se encuentran en todos los tiranosauroides conocidos, incluyendo a miembros basales como Guanlong[5]​ y Dilong.[4]​ No se conoce el publis de Aviatyrannis o Stokesosaurus, pero ambos muestran características típicas de los tiranosauroides en el iliaco.[12]​ Los miembros posteriores de todos los tiranosauroides, como muchos terópodos, tenían cuatro dedos, aunque el primer dedo (el hallux) no estaba en contacto con el suelo. Las patas de los tiranosauroides son relativamente largas respecto al tamaño del cuerpo y comparadas con la mayoría de los terópodos. Muestran, además, proporciones propias de animales corredores, incluyendo tibias y metatarsos alargados.[3]​ Estas proporciones persisten incluso en los mayores adultos de Tyrannosaurus,[13]​ a pesar de su posible incapacidad para correr a gran velocidad.[14]​ El tercer metatarso de los tiranosáuridos estaba comprimido en la parte superior entre el segundo y el cuarto, formando una estructura conocida como arctometatarso.[3]​ Este estaba también presente en Appalachiosaurus,[10]​ pero no está claro si estaba presente en Eotyrannus[7]​ o Dryptosaurus.[15]​ Esta estructura era compartida por los ornitomímidos, troodóntidos y cenagnátidos,[16]​ pero no en los tiranosauroides basales como Dilong, indicando una evolución convergente.[4]

Sistemática

editar
 
Una pintura de 1897 de Laelaps (ahora conocido como Dryptosaurus) por Charles R. Knight. Dryptosaurus fue un tiranosauroide basal relicto del este de Norteamérica.

Tyrannosaurus fue nombrado por Henry Fairfield Osborn en 1905, junto con la familia Tyrannosauridae.[17]​ El nombre se deriva de los términos del griego antiguo τυραννος/tyrannos (tirano) y σαυρος/sauros (lagarto o reptil). El nombre de la superfamilia Tyrannosauroidea fue publicado en un artículo de 1964 por el paleontólogo británico Alick Walker.[18]​ El sufijo -oidea, comúnmente usado en los nombres de superfamilias de animales, se deriva del griego ειδος/eidos (forma).[19]

Los científicos habían considerado a Tyrannosauroidea como el grupo que incluye a los tiranosáuridos y a sus ancestros immediatos.[18][20]​ Sin embargo, con la llegada de la taxonomía filogenética en la paleontología de vertebrados, el clado ha recibido varias definiciones más explícitas. La primera fue hecha por Paul Sereno en 1998, en la que Tyrannosauroidea fue definido como un taxón basado en ramas que incluye todas las especies que comparten un ancestro común más reciente con Tyrannosaurus rex que con las aves Neornithes.[21]​ Para hacer al grupo más exclusivo, Thomas Holtz lo redefinió en 2004 para incluir a todas las especies más cercanamente relacionadas con Tyrannosaurus rex que a Ornithomimus velox, Deinonychus antirrhopus o a Allosaurus fragilis.[3]​ Sereno publicó una nueva definición en 2005, usando a Ornithomimus edmontonicus, Velociraptor mongoliensis y a Troodon formosus como especificadores externos.[22]​ La definición de Sereno fue adoptada en una revisión de 2010.[8]

Clasificación

editar

Los siguientes taxones están clasificados de acuerdo con los últimos estudios de estos animales:

SUPERFAMILIA TYRANNOSAUROIDEA

Filogenia

editar
 
Tyrannosaurus rex, uno de los últimos, y también el mayor de los tiranosauroides conocidos.

Aunque los paleontólogos han distinguido siempre a la familia Tyrannosauridae, ha sido materia de un amplio debate cuáles serían sus ancestros. A lo largo de casi todo el siglo XX, los tiranosáuridos fueron aceptados comúnmente como miembros del grupo Carnosauria, el cual incluía a casi todos los demás terópodos grandes.[34][35]​ Dentro de este grupo, los alosáuridos eran considerados con frecuencia los ancestros de los tiranosáuridos.[20][36]​ Sin embargo, a principios de la década de 1990, los análisis cladísticos empezaron a situar a los tiranosáuridos dentro del grupo Coelurosauria,[16][37]​ haciéndose eco de las hipótesis publicadas en la década de 1920.[38][39]​ Los tiranosáuridos ahora son considerados universalmente como grandes celurosaurios.[3][5][24][40][41][42][43]

En 1994, Holtz agrupó a los tiranosauroides con los elmisáuridos, ornitomimosaurios y troodóntidos dentro de un clado de celurosaurios llamado Arctometatarsalia basado en una estructura común del tobillo en la que el segundo y el cuarto metatarsal se encuentran cerca de los huesos del tarso, cubriendo el tercer metatarso cuando se ve de frente.[16]​ Tiranosauroides basales como Dilong, sin embargo, carecen de estos tobillos arctometatarsales, indicando que esta característica evolucionó de manera independiente.[4]​ Arctometatarsalia ha sido desmantelado y la mayoría de los paleontólogos ya no lo usa, al tiempo que los tiranosauroides se consideran usualmente como celurosaurios basales distintos del grupo Maniraptoriformes.[3][41][43]​ Un reciente análisis halló que la familia Coeluridae, que incluye a los géneros norteamericanos de finales del Jurásico Coelurus y Tanycolagreus, era el taxón hermano de Tyrannosauroidea.[24]

El tiranosauroide más basal conocido con un esqueleto completo es Guanlong.[5]​ Otros taxones primitivos, como Stokesosaurus y Aviatyrannis, se conocen por materiales mucho menos completos.[12]​ El mejor conocido, Dilong, se considera algo más evolucionado que Guanlong y Stokesosaurus.[4][5]Dryptosaurus, que casi siempre ha sido un género difícil de clasificar, se ha recuperado como un tiranosauroide basal en varios análisis recientes, algo más distantemente relacionado con Tyrannosauridae que Eotyrannus y Appalachiosaurus.[3][10][44]Alectrosaurus, un género pobremente conocido de Mongolia, es definitivamente un tiranosauroide, pero sus relaciones exactas no son claras.[3]​ Otros taxones han sido considerados como posibles tiranosauroides por varios autores, incluyendo a Bagaraatan, Labocania y una especie erróneamente referida a Chilantaisaurus, Chilantaisaurus maortuensis;[3]​ esta última sería posteriormente reclasificada como Shaochilong, un género propio de carcarodontosáurido.[45]Siamotyrannus del Cretácico Inferior de Tailandia fue descrito originalmente como un tiranosáurido primitivo,[46]​ pero en la actualidad se le considera un carnosaurio.[41][47]Iliosuchus tiene una cresta vertical en el hueso iliaco que recuerda a la de los tiranosauroides y puede ser de hecho el más antiguo miembro conocido de la superfamilia, pero no hay suficiente material para estar seguro.[12][47]

Algunos estudios han sugerido que el clado Megaraptora, usualmente considerado como parte de los alosauroideos, son realmente tiranosauroideos basales.[48][49]​ Sin embargo, otros autores han estado en desacuerdo con la clasificación de los megarraptoranos dentro de Tyrannosauroidea.[50][51]​ De hecho, un estudio de la anatomía de la mano de los megarraptores publicado en 2016 causó que incluso los proponentes originales de la hipótesis de la relación con los tiranosauroideos rechazaran al menos parcialmente sus conclusiones anteriores, considerando más probable que Megaraptora sea un grupo avanzado de carnosaurios convergentes en algunos aspectos con los tiranosauroideos.[52]

El cladograma siguiente fue creado por Loewen et al. e incluye, prácticamente, a todas las especies mejor conocidas de la superfamilia Tyrannosauroidea.[53]

Tyrannosauroidea
Proceratosauridae

Proceratosaurus bradleyi

Kileskus aristotocus

Guanlong wucaii  

Sinotyranus kazuoensis

Juratyrant langhami

Stokesosaurus clevelandi 

Dilong paradoxus

Eotyrannus lengi

Bagaraatan ostromi

Raptorex kriegsteini

Dryptosaurus aquilunguis 

Alectrosaurus olseni 

Xiongguanlong baimoensis

Appalachiosaurus montgomeriensis 

Alioramus altai 

Alioramus remotus

Tyrannosauridae

Gorgosaurus libratus 

Albertosaurus sarcophagus

Tyrannosaurinae

Daspletosaurus torosus 

Teratophoneus curriei

Bistahieversor sealeyi

Lythronax argestes 

Tyrannosaurus rex 

Tarbosaurus bataar 

Zhuchengtyrannus magnus

Distribución

editar
 
Fósiles confirmados de tiranosauroides solo se han hallado en los continentes del norte, con posibles fósiles de tiranosauroides basales notificados en Australia. Los tiranosauroides del Cretácico Tardío solo se conocen de Norteamérica y Asia.

Los tiranosauroides vivieron en el supercontinente de Laurasia, el cual se separó de Gondwana en el Jurásico Medio, así como en los continentes del hemisferio norte, que emergieron de la división de Laurasia más adelante en el Mesozoico. Los primeros tiranosauroides vivieron a fines del Jurásico, incluyendo a Guanlong del noroeste de China,[5]Stokesosaurus del occidente de Estados Unidos y Aviatyrannis de Portugal. Algunos fósiles actualmente referidos a Stokesosaurus pueden pertenecer a Aviatyrannis, dadas las grandes similitudes entre las faunas de dinosaurios de Portugal y Norteamérica en este tiempo. Si Iliosuchus del Jurásico Medio de Inglaterra es de hecho un tiranosauroide, podría ser el más antiguo género conocido y podría sugerir que la superfamilia se originó en Europa.[12]

Se hallan tiranosauroides del Cretácico Inferior en los tres continentes del hemisferio norte. Eotyrannus de Inglaterra [7]​ y Dilong del noreste de China [4]​ son los únicos dos géneros nombrados de esta época, si bien dientes premaxilares de tiranosauroide se hallan en la formación Cedar Mountain del Cretácico Inferior en Utah[54]​ y el grupo Tetori de Japón.[55]

A mediados del Cretácico, ya no se encuentran fósiles de tiranosauroideos en Europa, lo que sugiere que hubo una extinción local en ese continente.[3]​ Dientes de tiranosauroides y posibles cuerpos fosilizados se han descubierto en Norteamérica, en la formación Dakota,[54]​ y en formaciones de Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán de mediados del Cretácico.[56]​ Los primeros restos indiscutibles del tiranosáuridos aparecen en el Campaniense ya en el Cretácico Superior de Norteamérica y Asia. Se reconocen dos subfamilias: los albertosaurinos, solo conocidos de América del Norte, y los tiranosaurinos que se encuentran en ambos continentes.[3]​ Fósiles de tiranosáuridos se han descubierto en Alaska, que pudo haber servido de puente terrestre permitiendo la dispersión entre ambos continentes.[57]​ Tiranosauroides no tiranosáuridos como Alectrosaurus y posiblemente Bagaraatan fueron contemporáneos de los tiranosáuridos en Asia, pero estaban ausentes en el oeste de Norteamérica.[3]​ El oriente de Norteamérica se encontraba aislado por el mar de Niobrara de la parte occidental del continente a mediados del Cretácico. La ausencia de tiranosáuridos en la parte oriental del continente sugiere que esa familia evolucionó después de la aparición de la vía marítima, permitiendo a tiranosauroides basales como Dryptosaurus y Appalachiosaurus sobrevivir en el este como una población relicta hasta el final del Cretácico.[10]

Tiranosauroides basales pueden haber estado presentes en lo que ahora es el sureste de Australia durante el Aptiense, en el Cretácico Inferior. El ejemplar NMV P186069, un pubis parcial (uno de los huesos de la cadera) con una distintiva forma similar a la de un tiranosauroide, fue descubierto en el yacimiento de Dinosaur Cove en Victoria, indicando que probablemente los tiranosauroides no estaban limitados a los continentes del norte, como anteriormente se había pensado.[58]

Paleobiología

editar

Plumas

editar

Largas estructuras filamentosas se han preservado con restos del esqueleto de numeroso celurosaurios del Cretácico Inferior en la formación Yixian y otras formaciones geológicas cercanas de Liaoning, China.[59]​ Estos filamentos se han interpretado usualmente como "protoplumas", homólogas con las plumas ramificadas propias de las aves y algunos terópodos no avianos,[60][61]​ si bien se han propuesto otras hipótesis.[62]​ Un esqueleto de Dilong fue descrito en 2004 e incluía el primer ejemplo de "protoplumas" en un tiranosauroide. Similares al plumón de las aves modernas, las protoplumas halladas en Dilong eran ramificadas pero no penáceas, y pueden haberse usado para aislamiento térmico.[4]​ Incluso se han hallado evidencias de plumas en tiranosauroideos grandes. Yutyrannus huali, también de la Formación Yixian, es conocido a partir de tres especímenes, y cada uno preserva impresiones de plumas en varias partes de su cuerpo. Aunque no todas las áreas de los cuerpos de los tres especímenes preservan estas impresiones, estos fósiles demuestran que incluso en esta especie de tamaño grande, la mayor parte del cuerpo estaba cubierto de plumas.[63]

La presencia de protoplumas en los tiranosauroideos basales no es sorprendente, dado que se sabe que eran características de los celurosaurios, y se hallan en otros géneros basales como Sinosauropteryx,[60]​ así como en todos los grupos más derivados.[59]​ Sin embargo, raras impresiones fosilizadas de piel de grandes tiranosáuridos carecen de plumas, mostrando en cambio que poseían una cubierta de escamas como es el caso de Tyrannosaurus rex.[64]​ Es posible que las protoplumas estuvieran presentes en áreas del cuerpo que no preservaron impresiones de piel. Otra posibilidad es que hubiera una pérdida secundaria de las protoplumas en los grandes tiranosáuridos en analogía con la pérdida de pelo en los grandes mamíferos modernos como los elefantes, que tiene una escasa proporción de área superficial en relación con su volumen lo que ralentiza la transferencia de calor, haciendo que el aislamiento con una capa de pelo sea innecesario.[4]

Crestas de la cabeza

editar
 
La elaborada cresta de Guanlong, un tiranosauroideo basal de China.

Crestas y protuberancias óseas son halladas en los cráneos de muchos terópodos, incluyendo a numerosos tiranosauroides. La más elaborada se encuentra en el Guanlong, en el cual los huesos nasales forman una única gran cresta que corría a lo largo de la parte media del cráneo, desde el frente hasta la parte posterior. Esta cresta estaba atravesada por varios grandes forámenes (aberturas) que reducían su peso.[5]​ Una cresta menos prominente es hallada en Dilong, en la que bordes bajos y paralelos corían a lo largo del cráneo de cada lado del mismo, apoyándose en los huesos nasales y lacrimales. Estos bordes se curvaban hacia adentro y se encontraban justo detrás de las narinas, dándole a la cresta una forma de letra Y.[4]​ Los huesos nasales fusionados de los tiranosáuridos tienen frecuentemente una textura muy rugosa. Alioramus, un posible tiranosáurido de Mongolia, llevaba una única hilera de cinco bultos óseos sobre el hueso nasal; una hilera similar de bultos más bajos está presente en el cráneo de Appalachiosaurus, así como en algunos especímenes de Daspletosaurus, Albertosaurus y Tarbosaurus.[10]​ En Albertosaurus, Gorgosaurus y Daspletosaurus, además poseen un prominente "cuerno" en frente de cada ojo sobre el hueso lacrimal. El cuerno lacrimal está ausente en Tarbosaurus y Tyrannosaurus, que en cambio tenían una cresta en forma de media luna detrás de cada ojo en el hueso postorbital.[3]

Estas crestas craneales pueden haberse usado para exhibirse, quizás para reconocimiento de miembros de la misma especie o para cortejarse.[3]​ Esto sería un ejemplo del principio de handicap, como pudo presentarse en el caso de Guanlong, en el cual su gran y delicada cresta puede haber sido un estorbo para cazar, asumiendo que seguramente era un depredador activo. Si un individuo era sano y exitoso cazando a pesar de su frágil cresta, esto podría indicar las buenas cualidades del individuo sobre otros con crestas menores. De forma similar a la inmanejable cola de un pavo real o a las desmesuradas astas de un Megaloceros, la cresta de Guanlong puede haber evolucionado a través de la selección sexual, proveyéndole una ventaja en el cortejo lo cual hubiera compensado cualquier decrecimiento en las habilidades de caza.[5]

Reproducción

editar

Fósiles de tiranosaurios neonatos se han documentado en la literatura científica.[65]

Referencias

editar
  1. Xiao-chun, Wu; Jian-Ru, Shi; Li-Yang, Dong; Carr, Thomas D.; Jian, Yi; Shi-Chao, Xu (17 de diciembre de 2019). «A new tyrannosauroid from the Upper Cretaceous of Shanxi, China». Cretaceous Research: 104357. doi:10.1016/j.cretres.2019.104357. 
  2. John Malam & Steve Parker. 2002. Enciclopedia de los dinosaurios y otras criaturas prehistóricas. Editorial Parragon. 256 páginas.
  3. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r Holtz, Thomas R. (2004). «Tyrannosauroidea». En Weishampel, David B.; Dodson, Peter; & Osmólska, Halszka (eds.)., ed. The Dinosauria (Second edición). Berkeley: University of California Press. pp. 111–136. ISBN 0-520-24209-2. 
  4. a b c d e f g h i j k Xu Xing, X; Norell, Mark A.; Kuang Xuewen; Wang Xiaolin; Zhao Qi; Jia Chengkai. (2004). «Basal tyrannosauroids from China and evidence for protofeathers in tyrannosauroids». Nature 431 (7009): 680-684. PMID 15470426. doi:10.1038/nature02855. 
  5. a b c d e f g h i j k Xu Xing, X; Clark, James M.; Forster, Catherine A.; Norell, Mark A.; Erickson, Gregory M.; Eberth, David A.; Jia Chengkai; Zhao Qi. (2006). «A basal tyrannosauroid dinosaur from the Late Jurassic of China». Nature 439 (7077): 715-718. PMID 16467836. doi:10.1038/nature04511. 
  6. «Tyrannosaurus ancestor's teeth found in Hyogo». The Japan Times. 21 de junio de 2009. Archivado desde el original el 25 de mayo de 2012. Consultado el 22 de agosto de 2009. 
  7. a b c d e Hutt, Stephen; Naish, Darren; Martill, David M.; Barker, Michael J.; Newberry, Penny. (2001). «A preliminary account of a new tyrannosauroid theropod from the Wessex Formation (Early Cretaceous) of southern England». Cretaceous Research 22 (2): 227-242. doi:10.1006/cres.2001.0252. 
  8. a b c Brusatte, S.L.; Norell, M.A.; Carr, T.D.; Erickson, G.M.; Hutchinson, J.R.; Balanoff, A.M.; Bever, G.S.; Choiniere, J.N.; Makovicky, P.J.; and Xu, X. (2010). «Tyrannosaur paleobiology: new research on ancient exemplar organisms». Science 329 (5998): 1481−1485. Bibcode:2010Sci...329.1481B. PMID 20847260. doi:10.1126/science.1193304. 
  9. Handwerk, B. (16 de septiembre de 2010). «Tyrannosaurs were human-size for 80 million years». National Geographic News. Consultado el 17 de septiembre de 2010. 
  10. a b c d e Carr, Thomas D.; Williamson, Thomas E.; Schwimmer, David R. (2005). «A new genus and species of tyrannosauroid from the Late Cretaceous (middle Campanian) Demopolis Formation of Alabama». Journal of Vertebrate Paleontology 25 (1): 119-143. doi:10.1671/0272-4634(2005)025[0119:ANGASO]2.0.CO;2. 
  11. Quinlan, Elizibeth D.; Derstler, Kraig; Miller, Mercedes M. (2007). «Anatomy and function of digit III of the Tyrannosaurus rex manus». Geological Society of America Annual Meeting — Abstracts with Programs: 77. Archivado desde el original el 24 de febrero de 2008. Consultado el 25 de agosto de 2011.  [abstract only]
  12. a b c d Rauhut, Oliver W.M. (2003). «A tyrannosauroid dinosaur from the Upper Jurassic of Portugal». Palaeontology 46 (5): 903-910. doi:10.1111/1475-4983.00325. 
  13. Brochu, Christopher R. (2003). «Osteology of Tyrannosaurus rex: insights from a nearly complete skeleton and high-resolution computed tomographic analysis of the skull». Society of Vertebrate Paleontology Memoirs 7: 1-138. JSTOR 3889334. doi:10.2307/3889334. Archivado desde el original el 12 de diciembre de 2007. 
  14. Hutchinson, John R.; Garcia, Mariano . (2002). «Tyrannosaurus was not a fast runner». Nature 415 (6875): 1018-1021. PMID 11875567. doi:10.1038/4151018a. 
  15. Carpenter, Kenneth; Russell, Dale A.; Baird, Donald; Denton, Robert (1997). «Redescription of the holotype of Dryptosaurus aquilunguis (Dinosauria: Theropoda) from the Upper Cretaceous of New Jersey». Journal of Vertebrate Paleontology 17 (3): 561-573. doi:10.1080/02724634.1997.10011003. Archivado desde el original el 15 de julio de 2010. 
  16. a b c Holtz, Thomas R. (1994). «The phylogenetic position of the Tyrannosauridae: implications for theropod systematics». Journal of Palaeontology 68 (5): 1100-1117. 
  17. Osborn, Henry F. (1905). «Tyrannosaurus and other Cretaceous carnivorous dinosaurs». Bulletin of the American Museum of Natural History 21: 259-265. doi:10.1111/j.1468-5965.2007.00735_17.x. 
  18. a b Walker, Alick D. (1964). «Triassic reptiles from the Elgin area: Ornithosuchus and the origin of carnosaurs». Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Series B, Biological Sciences 248: 53-134. Bibcode:1964RSPTB.248...53W. doi:10.1098/rstb.1964.0009. 
  19. Liddell, Henry G.; & Scott, Robert (1980). Greek-English Lexicon (Abridged edición). Oxford: Oxford University Press,. ISBN 0-19-910207-4. 
  20. a b Bonaparte, José F.; Novas, Fernando E.; Coria, Rodolfo A. (1990). «Carnotaurus sastrei Bonaparte, the horned, lightly built carnosaur from the Middle Cretaceous of Patagonia». Contributions in Science (Natural History Museum of Los Angeles County 416: 1-42. 
  21. Sereno, Paul C. (1998). «A rationale for phylogenetic definitions, with application to the higher-level taxonomy of Dinosauria». Neues Jahrbuch für Geologie und Paläontologie Abhandlungen 210 (1): 41-83. 
  22. Sereno, Paul C. (2005). «Stem Archosauria — TaxonSearch, Version 1.0». Archivado desde el original el 26 de diciembre de 2007. Consultado el 10 de diciembre de 2007. 
  23. Bell, Phil R.; Cau, Andrea; Fanti, Federico; Smith, Elizabeth (2015). «A large-clawed theropod (Dinosauria: Tetanurae) from the Lower Cretaceous of Australia and the Gondwanan origin of megaraptorid theropods». Gondwana Research. doi:10.1016/j.gr.2015.08.004. 
  24. a b c Senter, Phil (2007). «A new look at the phylogeny of Coelurosauria (Dinosauria, Theropoda)». Journal of Systematic Palaeontology 5 (4): 429-463. doi:10.1017/S1477201907002143. 
  25. Rauhut, Oliver W. M.; Milner, Angela C.; Moore-Fay, Scott (2010). «Cranial osteology and phylogenetic position of the theropod dinosaur Proceratosaurus bradleyi (Woodward, 1910) from the Middle Jurassic of England». Zoological Journal of the Linnean Society. 2009 online preprint: 155. doi:10.1111/j.1096-3642.2009.00591.x. 
  26. Averianov, A. O.; Krasnolutskii, S. A.; Ivantsov, S. V. (2010). «A new basal coelurosaur (Dinosauria: Theropoda) from the Middle Jurassic of Siberia». Proceedings of the Zoological Institute 314 (1): 42-57. 
  27. "Albertosaurus." In: Dodson, Peter & Britt, Brooks & Carpenter, Kenneth & Forster, Catherine A. & Gillette, David D. & Norell, Mark A. & Olshevsky, George & Parrish, J. Michael & Weishampel, David B. The Age of Dinosaurs. Publications International, LTD. p. 106-107. ISBN 0-7853-0443-6.
  28. McDonald, A.T.; Wolfe, D.G.; Dooley Jr, A.C. (2018). «A new tyrannosaurid (Dinosauria: Theropoda) from the Upper Cretaceous Menefee Formation of New Mexico». PeerJ: 6:e5749. doi:10.7717/peerj.5749. 
  29. Benson, R. B. J.; Rich, T. H.; Vickers-Rich, P.; Hall, M. (2012). «Theropod Fauna from Southern Australia Indicates High Polar Diversity and Climate-Driven Dinosaur Provinciality». En Farke, Andrew A, ed. PLoS ONE 7 (5): e37122. PMC 3353904. PMID 22615916. doi:10.1371/journal.pone.0037122. 
  30. Brusatte, S. L., Hone, D. W. E., and Xu, X. In press. "Phylogenetic revision of Chingkankousaurus fragilis, a forgotten tyrannosauroid specimen from the Late Cretaceous of China." In: J.M. Parrish, R.E. Molnar, P.J. Currie, and E.B. Koppelhus (eds.), Tyrannosaur! Studies in Tyrannosaurid Paleobiology. Indiana University Press, Bloomington, IN.
  31. Molnar, (1990). "Problematic Theropoda: "Carnosaurs"." Pp. 306-317 in Weishampel et al. (eds.), The Dinosauria. Berkeley: University of California Press.
  32. Fowler DW, Woodward HN, Freedman EA, Larson PL, Horner JR (2011) Reanalysis of “Raptorex kriegsteini”: A Juvenile Tyrannosaurid Dinosaur from Mongolia. PLoS ONE 6(6): e21376. doi 10.1371/journal.pone.0021376
  33. Currie, Henderson, Horner and Williams (2005). "On tyrannosaur teeth, tooth positions and the taxonomic status of Nanotyrannus lancensis." In "The origin, systematics, and paleobiology of Tyrannosauridae", a symposium hosted jointly by Burpee Museum of Natural History and Northern Illinois University.
  34. Romer, Alfred S. (1956). Osteology of the Reptiles. Chicago: University of Chicago Press. p. 772pp. ISBN 978-0894649851. 
  35. Gauthier, Jacques (1986). «Saurischian monophyly and the origin of birds». En Padian, Kevin. (ed.), ed. The Origin of Birds and the Evolution of Flight. Memoirs of the California Academy of Sciences 8. San Francisco, CA: Published by California Academy of Sciences. pp. 1-55. ISBN 978-0940228146. 
  36. Molnar, Ralph E.; Kurzanov, Sergei M.; Dong Zhiming. (1990). «Carnosauria». En Weishampel, David B.; Dodson, Peter; & Osmólska, Halszka (eds.)., ed. The Dinosauria (First edición). Berkeley: University of California Press. pp. 169-209. ISBN 978-0520067271. 
  37. Novas, Fernando E. (1992). «The evolution of the carnivorous dinosaurs». En Sanz, José L.; & Buscalioni, Angela D. (eds.), ed. Los Dinosaurios y su Entorno Biotico: Actas del Segundo Curso de Paleontología en Cuenca. Cuenca: Instituto "Juan de Valdez". pp. 125-163. 
  38. Matthew, William D.; & Brown, Barnum. (1922). «The family Deinodontidae, with notice of a new genus from the Cretaceous of Alberta». Bulletin of the American Museum of Natural History 46: 367-385. 
  39. von Huene, Friedrich. «Carnivorous Saurischia in Europe since the Triassic». Geological Society of America Bulletin 34 (3): 449-458. 
  40. Sereno, Paul C. (1999). «The evolution of dinosaurs». Science 284 (5423): 2137-2147. PMID 10381873. doi:10.1126/science.284.5423.2137. 
  41. a b c Rauhut, Oliver W.M. (2003). «The interrelationships and evolution of basal theropod dinosaurs». Special Papers in Palaeontology 69: 1-213. ISBN 090170279X. 
  42. Currie, Philip J.; Hurum, Jørn H; Sabath, Karol. (2003). «Skull structure and evolution in tyrannosaurid phylogeny» (pdf). Acta Palaeontologica Polonica 48 (2): 227-234. 
  43. a b Norell, Mark A.; Clark, James M.; Turner, Alan H.; Makovicky, Peter J.; Barsbold, Rinchen; Rowe, Timothy. (2006). «A new dromaeosaurid theropod from Ukhaa Tolgod (Ömnögov, Mongolia)». American Museum Novitates 3545: 1-51. doi:10.1206/0003-0082(2006)3545+[1:ANDTFU]2.0.CO;2. 
  44. Holtz, Thomas R. (20 de septiembre de 2005). «RE: Burpee Conference (LONG)». Archives of the Dinosaur Mailing List. Consultado el 18 de junio de 2007. 
  45. Brusatte, S., Benson, R., Chure, D., Xu, X., Sullivan, C., and Hone, D. (2009). "The first definitive carcharodontosaurid (Dinosauria: Theropoda) from Asia and the delayed ascent of tyrannosaurids (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).." Naturwissenschaften, DOI: 10.1007/s00114-009-0565-2
  46. Buffetaut, Eric; Suteethorn, Varavudh; Tong Haiyan (1996). «The earliest known tyrannosaur from the Lower Cretaceous of Thailand». Nature 381 (6584): 689-691. doi:10.1038/381689a0. 
  47. a b Holtz, Thomas R.; Molnar, Ralph E.; Currie, Philip J. (2004). «Basal Tetanurae». En Weishampel, David B.; Dodson, Peter; & Osmólska, Halszka (eds.), ed. The Dinosauria (Second edición). Berkeley: University of California Press. pp. 71–110. ISBN 0-520-24209-2. 
  48. F. E. Novas; F. L. Agnolín; M. D. Ezcurra; J. I. Canale; J. D. Porfiri (2012). «Megaraptorans as members of an unexpected evolutionary radiation of tyrant-reptiles in Gondwana». Ameghiniana 49 (Suppl.): R33. 
  49. Porfiri, J. D., Novas, F. E., Calvo, J. O., Agnolín, F. L., Ezcurra, M. D. & Cerda, I. A.; Novas; Calvo; Agnolín; Ezcurra; Cerda (2014). «Juvenile specimen of Megaraptor (Dinosauria, Theropoda) sheds light about tyrannosauroid radiation». Cretaceous Research 51: 35-55. doi:10.1016/j.cretres.2014.04.007. 
  50. Yun, C (2015). «Comments on the juvenile Megaraptor specimen and systematic positions of megaraptoran theropods». PeerJ PrePrints 3: e1051. doi:10.7287/peerj.preprints.851v1. 
  51. Bell, P. R., Cau, A., Fanti, F., & Smith, E., in press. A large-clawed theropod (Dinosauria: Tetanurae) from the Lower Cretaceous of Australia and the Gondwanan origin of megaraptorid theropods. Gondwana Research.
  52. Novas, F.E., A.M.A., Rolando, and Angolan, F.L. 2016. Phylogenetic relationships of the Cretaceous Gondwanan theropods Megaraptor and Australovenator: the evidence afforded by their manual anatomy. Archivado el 18 de agosto de 2016 en Wayback Machine. Memoirs of Museum Victoria, 74: 49–61.
  53. Loewen, M.A.; Irmis, R.B.; Sertich, J.J.W.; Currie, P. J.; Sampson, S. D. (2013). «Tyrant Dinosaur Evolution Tracks the Rise and Fall of Late Cretaceous Oceans». En Evans, David C, ed. PLoS ONE 8 (11): e79420. Bibcode:2013PLoSO...879420L. doi:10.1371/journal.pone.0079420. 
  54. a b Kirkland, James I.; Britt, Brooks; Burge, Donald L.; Carpenter, Kenneth; Cifelli, Richard; DeCourten, Frank; Eaton, Jeffrey; Hasiotis, Steven et al. (1997). «Lower to Middle Cretaceous Dinosaur faunas of the central Colorado Plateau: a key to understanding 35 million years of tectonics, sedimentology, evolution, and biogeography». Brigham Young University Geology Studies 42 (II): 69-103. 
  55. Manabe, Makoto (1999). «The early evolution of the Tyrannosauridae in Asia». Journal of Paleontology 73 (6): 1176-1178. 
  56. Nesov, Lev A. (1995). Dinosaurs of Northern Eurasia: new data about assemblages, ecology and paleobiogeography (en ruso). St. Petersburg: Scientific Research Institute of the Earth's Crust, St. Petersburg State University. p. 156pp. 
  57. Fiorillo, Anthony R.; Gangloff, Roland A. (2000). «Theropod teeth from the Prince Creek Formation (Cretaceous) of northern Alaska, with speculations on Arctic dinosaur paleoecology». Journal of Vertebrate Paleontology 20 (4): 675-682. doi:10.1671/0272-4634(2000)020[0675:TTFTPC]2.0.CO;2. 
  58. Benson, R. B. J.; Barrett, P. M.; Rich, T. H.; Vickers-Rich, P. (2010). «A southern tyrant reptile». Science 327 (5973): 1613. PMID 20339066. doi:10.1126/science.1187456. 
  59. a b Zhou Zhonghe, Z; Barrett, Paul M.; Hilton, Jason. (2003). «An exceptionally preserved Lower Cretaceous ecosystem». Nature 421 (6925): 807-814. PMID 12594504. doi:10.1038/nature01420. 
  60. a b Chen Peiji, Pei-ji; Dong Zhiming; Zhen Shuonan. (1998). «An exceptionally well-preserved theropod dinosaur from the Yixian Formation of China». Nature 391 (6663): 147-152. doi:10.1038/34356. 
  61. Xu Xing, X; Zhou Zhonghe & Prum, Richard A. (2003). «Branched integumental structures in Sinornithosaurus and the origin of feathers». Nature 410 (6825): 200-204. PMID 11242078. doi:10.1038/35065589. 
  62. Lingham-Soliar, Theagarten; Feduccia, Alan & Wang, Xiaolin. (2007). «A new Chinese specimen indicates that ‘protofeathers’ in the Early Cretaceous theropod dinosaur Sinosauropteryx are degraded collagen fibres». Proceedings of the Royal Society of London. Series B, Biological Sciences 270 (1620): 1823-1829. PMC 2270928. PMID 17521978. doi:10.1098/rspb.2007.0352. 
  63. Xu, X.; Wang, K.; Zhang, K.; Ma, Q.; Xing, L.; Sullivan, C.; Hu, D.; Cheng, S. et al. (2012). «A gigantic feathered dinosaur from the Lower Cretaceous of China» (PDF). Nature 484 (7392): 92-95. Bibcode:2012Natur.484...92X. PMID 22481363. doi:10.1038/nature10906. Archivado desde el original el 17 de abril de 2012. 
  64. Martin, Larry D.; Czerkas, Stephan A. (2000). «The fossil record of feather evolution in the Mesozoic». American Zoologist 40 (4): 687-694. doi:10.1668/0003-1569(2000)040[0687:TFROFE]2.0.CO;2. 
  65. Tanke, D.H. and Brett-Surman, M.K. 2001. Evidence of Hatchling and Nestling-Size Hadrosaurs (Reptilia:Ornithischia) from Dinosaur Provincial Park (Dinosaur Park Formation: Campanian), Alberta, Canada. pp. 206-218. In: Mesozoic Vertebrate Life—New Research Inspired by the Paleontology of Philip J. Currie. Edited by D.H. Tanke and K. Carpenter. Indiana University Press: Bloomington. xviii + 577 pp.
  • Weishampel, David. B.; Dodson, Peter; Ósmolska, Halzska (Diciembre de 2004). «Tyrannosauroidea». En otros =, ed. The Dinosauria (2 edición). Berkeley: University of California Press. pp. 880. ISBN 978-0-520-24209-8. 

Enlaces externos

editar